Ayer cumplió ocho días consecutivos en que solo ha ido a la baja. No cabe duda, que el cobre no está pasando por sus mejores días.
Hace menos de un mes, en este mismo diario se hablaba del regreso de los “bonos millonarios” en la minería, considerando que el metal rojo se cotizaba al borde los 3,30 dólares por libra. Sin embargo, si el 25 de junio pasado se cotizaba en US$3,08 en la Bolsa de Metales de Londres, ayer llegó a ubicarse en US$2,93.
Y la explicación para este desplome es una sola: los tira y afloja entre China y EEUU en esta denominada “guerra comercial”, que es inminente, ya que es este viernes cuando el gobierno de Donald Trump impondría aranceles –impuestos- a una serie de productos chinos y, obviamente, el gigante asiático haría lo mismo para responder. Todo mientras las negociaciones siguen en punto muerto.
“La caída de las últimas jornadas del precio del cobre se debe a un factor especulativo” precisamente por este contexto, explica Valencia
“La caída de las últimas jornadas del precio del cobre se debe a un factor especulativo” precisamente por este contexto, explica César Valencia, analista Alpari Research & Analysis.
A ello se suma un superávit del metal, debido a que “la producción mundial de cobre extraído subió un 7% en los primeros tres meses de este año, una notable tasa de crecimiento para un metal asociado con la interrupción crónica del suministro”, añade Daniel Meriño, analista de Mercados XTB Latam.
Pero ¿por qué el cobre se “asusta” tanto con esto y reacciona con su valor a la baja? Como debe saber, China es el principal comprador de este materia prima, no solo del chileno, sino que a nivel mundial. Por ello, Valencia explica que “una guerra comercial afectaría el crecimiento económico de China, generando una desaceleración (de su economía), afectando por lo tanto la demanda de cobre”.
Expectativas y la preocupación del Gobierno
Desde el Gobierno las preocupaciones por esta situación llevan a un estado de alerta. El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, no dudó en expresar que «sin duda nos preocupa y esperamos que sea un efecto transitorio». ¿Hay razón para preocuparse?
“Esta caída actual no debería ser una preocupación mayor, salvo que el impacto real afecte la demanda del cobre”, sostiene Valencia. Por su parte, Meriño apunta a que el jefe de las finanzas públicas está atento el presupuesto nacional de este año –lo que gasta el Estado en cada una de sus tareas- que se preparó con base en una proyección de precio del metal en US$2,77, por lo que «aún no debería generar una preocupación”.
Por otro lado, tal como se mencionó antes, muchos yacimientos cupríferos como Chuquicamata o Escondida están o entrarán en proceso de negociación colectiva, justo en este momento. Pese a ello, los analistas descartan que se vayan a rebajar los montos de bonos por ejemplo. “Se ve difícil un cambio en las peticiones que hayan acordado de antemano”, afirma Valencia, quien agrega que incluso un proceso con algo de conflicto, afecta la expectativa de oferta del metal, “lo que ayudaría a que el precio del cobre pueda subir”.
¿Cuánto más puede seguir bajando? No hay una total coincidencia en este aspecto. Valencia estima que “en el caso de que esta situación se agudice, una caída puede llevar al cobre a valores de US$2,4”, mientras que Meriño es más mesurado y cree que “podríamos ver una caída hasta los US$2,74 la libra”.