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Por estos días cunda el optimismo entre analistas y empresarios. El pasado miércoles se dio a conocer que al mes de julio la producción industrial del país creció un 3,3% a 12 meses, cifra muy superior a la expectativa del mercado.
Destaca que la expansión se explica por la mayor producción minera, que anotó un crecimiento anual de 4,7% y la producción industrial, la que se empinó a 2,6% en el último año. Ambos sectores han sido los más golpeados por la desaceleración económica y la huelga de Minera Escondida, por lo que sus repuntes sorprenden y ya vaticinan que la economía muestra leves síntomas de recuperación.
A la espera de las cifras de crecimiento de julio, el mercado está optimista. Se espera una expansión de 2,1%, lo que supondría la mejor cifra desde agosto del año pasado. Dicho augurio, llega en un momento que coincide con las previsiones que muchos teníamos a mediados de 2015. Tras la fuerte baja del precio del cobre, la baja de las inversiones y la incertidumbre política a nivel mundial, estimábamos que el precio del metal y la actividad económica repuntaría en los últimos tres meses de 2017.
En enero del año pasado el precio del metal rojo tocó fondo y se transaba a US$ 1,94 la libra. Hoy, tras una fuerte recuperación marcada en octubre de 2016, el cobre se vende a US$ 3,1 la libra, su mayor valor en 3 años. A su vez, la tasa de interés del Banco Central se encuentra en 2,5%, uno de sus niveles más bajos, tras las cuatrp bajas consecutivas que realizó el instituto emisor para estimular la economía, mediante abaratamiento del endeudamiento.
Pareciera ser que, tras una tormenta perfecta, donde confluyó una alta tasa de interés, incertidumbre política y menor demanda internacional por cobre, hoy las nubes se disipan. Sin embargo, quizás la renuncia de los ministros de Economía y Hacienda imprimirá un clima de incertidumbre que pueda opacar el optimismo. Si la incertidumbre no logra ser fuerte, puede ser que estas cifras sólo sean el comienzo de la esperada recuperación económica. Sin embargo, paciencia y mesura. Una golondrina no hace verano.
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