La precandidata presidencial del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, que hoy se enfrentará en las primarias a Alberto Mayol, envió una carta a todos los adherentes del bloque político en la que reitera que fue un error calificar como “totalitario” al gobierno de Salvador Allende.
En una entrevista a la revista Paula, se le consultó si se sentía cómoda con el modelo de gobierno de Allende, a lo que respondió que «yo prefiero un Estado que no sea totalitario porque no creo en un estado totalitario, pero sí en uno robusto, que pueda emprender y mover la economía si no la mueve el privado».
Esto motivó múltiples críticas, no sólo del partido socialista, sino que también en el interior del Frente Amplio. Se estima que este paso en falso podría afectar seriamente su posibilidad de ser elegida como abanderada a La Moneda por este bloque político que se ubica más a la izquierda de la Nueva Mayoría.
La carta de Beatriz Sánchez señala textualmente:
“A mis compañeras y compañeros del Frente Amplio:
Hoy leí mi entrevista en la revista Paula, donde afirmo que nuestro futuro gobierno en ningún caso tendría rasgos totalitarios. Lamentablemente, cometí un profundo error al responder aquello dentro de una pregunta sobre el gobierno de la Unidad Popular, dando a entender un juicio que no representa en nada mi postura sobre la figura del Presidente Allende y su gobierno. Lo hice al pensar erróneamente más en la contrapregunta, que siempre viene y alude a la caricatura que los medios han levantado del Frente Amplio, en lugar de centrarme en responder mi opinión sobre Allende, la que ya había manifestado en entrevistas pasadas.
Como millones en Chile y el mundo, veo al gobierno del Presidente Salvador Allende como la culminación de un proceso de importantes cambios gestado por movimientos sociales y partidos de izquierda. Por eso pienso que su figura y su compromiso con los cambios sociales profundos a través de la democracia plena, resultan inspiradores para nuestros desafíos actuales y futuros: hoy también buscamos la protección a los derechos esenciales del pueblo chileno; hoy también buscamos la distribución del poder político y económico.
Ese horizonte es lo que hoy motiva mi candidatura, nuestro programa y su construcción, y a todo el Frente Amplio. Es por estos sueños compartidos por las mayorías que nuestro proyecto no ha parado de crecer. Hoy, tras leer la mentada entrevista y reconocer públicamente mi error, asistí como cada año a la Marcha del Orgullo. Ahí se me acercaron cientos de personas, varias de las cuales me contaban que mañana volverían a votar tras mucho tiempo de abstenerse o votar nulo. Ese crecimiento es precisamente lo que explica la actitud de quienes nos ven como una amenaza y han buscado sacar ventajas de mi equivocación. Son precisamente ellos, las cúpulas de la Concertación, quienes no han seguido el legado del Presidente Allende al administrar el poder durante décadas y no cambiar la arquitectura creada por los golpistas, profundizando el neoliberalismo. No nos resulta tolerable que se levante el legado de Allende al mismo tiempo que se mercantilizan los derechos sociales, se reinstala la detención por sospecha, se integran los directorios de AFP, se defienden las ISAPRE o incluso se cruza toda frontera ética recurriendo a la empresa símbolo de las privatizaciones que enriquecieron al entorno del dictador, para financiar sus campañas y enlodar la política.
Ellos no me preocupan, ya sabemos cómo son, seguirán sintiéndose amenazados por una fuerza que emerge porque logra interpretar a quienes ellos mismos defraudaron. Sí me preocupan las y los chilenos que se sienten entusiasmados por el Frente Amplio y que se han sentido desorientados con mis palabras. A ellas y ellos les digo: no me puedo comprometer a no cometer errores, soy una mujer de izquierda y seguiré aprendiendo y construyendo en colectivo, y que cuando vuelva a equivocarme, volveré a reconocerlo sin ambigüedad.
Los invito a seguir avanzando, porque con todas nuestras convicciones e insuficiencias, no podemos esperar cuando es tan urgente construir la fuerza capaz de cambiar Chile y forjar un país justo y solidario, como el que soñó Salvador Allende y tantos y tantas antes que nosotros.
Un gran abrazo, Beatriz”.