Durante la génesis del Transantiago, allí en 2005-2006, los ojos de las autoridades y expertos chilenos observaron con mucha atención la experiencia del sistema de transporte que se implementaba en Bogotá desde 1999. Pese a que en Colombia este modelo fue ideado como el eje estructural que reemplazaría la ausencia del tren subterráneo, desde Chile se replicaría el sistema troncal de vías segregadas con buses articulados e invitaría a los empresarios locales a participar del nuevo servicio, incluso, se imitó el nombre de Transmilenio a la hora de dar vida a su hermano chileno.
Luego del debut del sistema hace 10 años, 3 de los 7 operadores actuales son colombianos. Se trata de Alsacia-Express y Subus, controlados por los hermanos Ríos-Velilla (Global Public Services) y Fanalco, respectivamente. Sin embargo, sus orígenes se remontan al Transmilenio, donde aún tienen presencia dentro del grupo de empresas que inauguró el sistema (Express del Futuro y Ciudad Móvil).
Coincidencia o no, las tres empresas poseen las peores notas en calidad de servicio del Transantiago, además de padecer complejos escenarios financieros que los han obligado a adherir a la ex ley de quiebras. Estos hechos han impulsado a las compañías a presentar demandas por separado en contra del Estado chileno ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (Ciadi) por un supuesto incumplimiento “en la dotación de infraestructura y control de evasión”.
Según Carlos Pardo, director ejecutivo del centro de investigación Despacio, quien se encuentra de visita en Chile desde Colombia para participar del congreso Mobilize 2017, cuyo anfitrión es la Municipalidad de Santiago, «si las condiciones del contrato no los obligan a tener una buena operación, no van a estar motivados a hacerlo bien, dado que son actores privados con ánimo de lucro».
El escenario de Santiago es similar al que hoy vive Transmilenio, principalmente con aquellas empresas vinculadas a la Fase 1 del sistema, de la cual forman parte las sociedades presentes en Chile.
«Cuando se formularon los primeros contratos, eran más favorables de lo que se quisiera para el operador. Ese contrato debía terminar en 2010 pero no ocurrió, se les dio una extensión y luego otra. Entonces, hoy hay un contrato muy viejo con condiciones desfavorables, altas utilidades y buses muy viejos, más acordes a las exigencias del año en que se inició el sistema. Ese tipo de cosas hacen que el Transmilenio no esté tan bien y pueda mejorar», indicó Pardo.
Entre las condiciones para participar de la próxima licitación del Transantiago, se condiciona a los actuales operadores que no cumplan con los índices de regularidad del año previo al concurso. Esta exigencias sólo es entre los 7 operadores incumplida por Alsacia, lo cual les imposibilitará a renovar los contrato con el Ministerio de Transportes.
Sin embargo, el proceso no niega definitivamente esta opción al grupo controlador de la empresa, dado que podrían crear una nueva sociedad basándose en la exigencia que se aplicará a los nuevos oferentes: experiencia durante 3 años en operación de una flota de 150 vehículos, además de un capital inicial de 200 mil UF. El control de Express del Futuro en Colombia les ayudaría a cumplir, por lo cual, pese a ser el peor operador del Transantiago, tras un cambio de nombre y nueva constitución, podrían -licitación de por medio- continuar en el sistema.