Inicialmente, estaba previsto que los siete magistrados del Tribunal Superior Electoral (TSE) determinaran este jueves si la elección de 2014 en la que fue reelecta la fórmula presidencial Dilma Rouseff (PT, izqquierda)-Michel Temer (PMDB, centroderecha) debía ser invalidada por abusos de poder y financiación ilegal durante la campaña.
Pero este proceso, cuyas primeras denuncias se remontan a diciembre de 2014, mucho antes que Temer asumiera el poder de la destituida Rousseff el año pasado, no es amante de las prisas.
Y pese a que muchos brasileños lo llegaran a ver como la vía de salida más inmediata para el presidente, investigado paralelamente por corrupción en la Corte Suprema, esta posibilidad parece irse alejando.
«Moderación» es lo que pidió el presidente del TSE, Gilmar Mendes, a sus colegas en la sesión de apertura del martes, consciente de la atención y la relevancia que podría tener para el país el veredicto del juicio.
En las dos jornadas iniciales quedaron patentes las posiciones divergentes de los magistrados, que no lograron pasar de la discusión de cuestiones preliminares. Por lo que acordaron convocar sesiones extraordinarias para seguir debatiendo casi ininterrumpidamente hasta el sábado en la noche, si fuera necesario.
«El tribunal se viene posicionando de forma muy adecuada, desde nuestro punto de vista», dijo el miércoles el abogado de Temer, Gustavo Guedes.
Aunque se espera que el relator del caso, Herman Benjamin, vote para anular la elección de 2014, cada vez más analistas consideran que Temer podría llegar a salvarse en el TSE, donde recientemente nombró a dos magistrados.
Eso, si como muchos expertos pronostican, alguno de los jueces no pide «vista» para examinar el expediente y el proceso vuelve a detenerse un tiempo más.