Un hospital de Rotterdam anunció hoy que investigará el escándalo de un médico holandés, Jan Karbaat, quien fue director de una clínica de inseminación asistida y utilizó su propio esperma para donar e inseminar a decenas de mujeres, según él, por «el bien de la humanidad».
El hospital de Maasstad, en Rotterdam, admitió que estudiará lo qué ocurrió, así como a las partes implicadas en este escándalo de inseminación que arrastra el antiguo Hospital Sur, dirigido por Karbaat desde los años sesenta.
Esta semana se confirmó que al menos 18 personas son biológicamente hijas de Karbaat, después de realizar pruebas de comparación con el ADN del hijo legítimo del médico.
Uno de ellos es Yuri Weseman, nacido en 1976, quien se muestra algo más indulgente que el resto de sus hermanastros en cuanto al comportamiento de su padre biológico.
«Por supuesto que abusó de la confianza de muchas mujeres, les dio información equivocada, pero yo deduzco que las quería ayudar, para que quedaran embarazadas lo antes posible», aseguró en declaraciones a la prensa.
Su media hermana, Wendy Nendels, de 37 años, no comparte la misma opinión y tildó a Karbaat de «bastardo y sucio», y lamentó que ella tuviera «problemas de identidad desde siempre» y él fuera «el único que podría aclararlos».
Para demostrar que decenas de personas nacidas por inseminación artificial son hijos e hijas del mismo padre, se requiere el ADN de Karbaat, pero su esposa se opone a exhumar el cadáver del médico, fallecido hace un mes a los 89 años.
Karbaat falleció tan solo unas semanas antes del comienzo de un caso judicial iniciado por un grupo de personas que solicitaron la realización de pruebas de ADN para confirmar sus sospechas de que este médico era su padre biológico.
Unas 10.000 personas, que tienen hoy hasta 40 años, nacieron de las inseminaciones realizadas a unas 6.000 mujeres en la clínica de Karbaat durante las cuatro décadas en las que ejerció este médico.
Decenas de afectadas sospechan, tanto por similitudes físicas de sus hijos con el doctor como por varias coincidencias, que Karbaat las inseminó con su esperma sin advertirlas de ello y superando el límite legal de 25 donaciones por persona.
«Se trata de un pequeño grupo de madres frustradas que no están satisfechas con el resultado. He decidido estar por encima de eso y reírme de cada queja», dijo el médico en una entrevista a principios de este año.
Él siempre negó haber hecho «algo malo» durante sus actuaciones y aseguró que donó su esperma porque se consideraba «sano y listo», y debía dejar su legado «a la humanidad».
El próximo 2 de junio, el tribunal tomará una decisión sobre la posible exhumación del cuerpo y la realización de las pruebas correspondientes en una causa judicial que reúne a 25 afectados.
La prensa holandesa habla de más de 100 mujeres inseminadas solo por este hombre, aunque la cifra podría ser mayor porque, según el Hospital Sur, solo entre 1973 y 1978, en esa clínica fueron inseminadas 659 mujeres con esperma de un donante del cual nacieron 338 niños.
Se sospecha que parte de esas inseminaciones fueron con el esperma del propio director de la clínica.
-Compartir genes con el mundo-
Karbaat, que estudió Medicina en la Universidad de Leiden y se especializó en Medicina Tropical en Amsterdam, se convirtió en los años cincuenta en el director del Hospital Militar de Surinam.
Después de diez años, volvió a los Países Bajos para estudiar Sociología y Economía, antes de convertirse en el director del Hospital Sur de Rotterdam durante 15 años.
En 1973, adquirió la clínica de donación Bijdorp, donde donó su propio esperma, y contrató a 15 médicos independientes para gestionar los casos de los 165 donantes que recibía cada año este centro.
Su clínica era una de las más grandes del país y no solo suministraba esperma a sus propias clientas, sino que lo repartía por los diferencias centros de inseminación que tenía el país.
Según la investigación, hasta 1986 no empezó a congelar el esperma de los donantes y anteriormente suministraba «esperma fresco», según aseguraron las mujeres que fueron inseminadas por él.
Entre otras irregularidades, también llegó a mezclar el esperma de diferentes donantes porque «eso aumentaba la posibilidad de fertilización, ya que el esperma se movía más rápido cuando tenía más competencia», agregó el médico.
La clínica cerró en 2009 por orden de la Inspección del Ministerio holandés de Sanidad debido a los sucesivos escándalos que relacionaban a su director con graves fallos legales y éticos.