Brasil ha comenzado a sentar las bases legales para buscar un mayor espacio en el mercado internacional de turismo y elevar los actuales 6,5 millones de visitantes extranjeros anuales a por lo menos 10 millones en un plazo de cuatro años.
Entre las diversas medidas comprendidas en el programa conocido como «Brasil + Turismo«, anunciado hace tres semanas, el ministro destacó la necesidad de mejorar las conexiones aéreas, tanto con el exterior como al interior del país.
Con esa meta, el Gobierno de Michel Temer ha enviado al Congreso un proyecto de ley que abre el negocio de la aviación civil a las empresas extranjeras, que podrían instalarse en el país o incluso adquirir la totalidad del capital de aerolíneas nacionales, en las que hoy solo pueden detentar hasta un 20 % de las acciones.
Según Beltrao, la aprobación de ese proyecto revolucionará el mercado aéreo nacional, que hoy depende de cuatro grandes empresas, y hasta servirá de apoyo a las campañas de promoción del país, que serían reforzadas por las compañías que ingresen al mercado.
Además, apuntó que «con más aerolíneas, habrá más competitividad, mejores precios, más rutas y, por tanto, más turistas viajando por el país».
Al tiempo que esa nueva competencia espolearía a los extranjeros, sería un incentivo para un turismo interno que actualmente moviliza a 60 millones de personas por año, una cifra que Beltrao calcula que se puede elevar a 100 millones en los próximos cuatro años.
El ministro también confía en que otro estímulo para el turismo extranjero será la emisión de visados electrónicos para países que calificó de «estratégicos» y entre los que situó a Estados Unidos, Japón, Australia y Canadá, cuatro de los grandes emisores del mundo.
Ese tipo de visado, que podrá ser obtenido por internet en un plazo de 48 horas, eliminará trámites burocráticos y costes, y será «una nueva facilidad» para aquellos interesados en conocer el país, que según la Organización Mundial de Turismo es uno de los que mayor potencial de desarrollo tiene en ese sector, indicó.
En lo interno, las nuevas medidas apuntan a «profesionalizar» más el sector mediante planes de capacitación del personal en todas las regiones de interés turístico del país, que abarcan desde playas y montañas, hasta la Amazonía o sitios de interés arquitectónico, como la propia Brasilia, una meca del modernismo fundada en 1960.
El impacto económico que se espera de ese plan es importante y las metas dicen que, para 2021, los ingresos del país por concepto del turismo extranjero pudieran llegar a 19.000 millones de dólares anuales, que triplicarían los números de hoy.
Además, Beltrao subrayó el potencial de generar nuevas plazas de trabajo que acompaña al desarrollo del sector turístico, que hoy emplea en el país a siete millones de personas pero pudiera abrir hasta seis millones de nuevos puestos, en un país que sufre con una elevada tasa de paro que actualmente llega al 14 % de la población activa.
Beltrao también sostuvo que un proyecto de ley sobre casinos que tramita en el Parlamento pudiera favorecer también al sector, si se autoriza la instalación de casas de juego en complejos turísticos, aunque aclaró que su opinión sobre el asunto es «personal».
Según el ministro, aunque Brasil es un país con elevadas tasas de violencia, esos son «problemas puntuales», que «no son la regla sino la excepción», y el país puede presentarse al mundo como un destino «sin terrorismo ni desastres naturales y con mucho que ofrecer».