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El “Prison break” legal de un ex multimillonario brasileño en desgracia

El magnate, quien llegó a ser el hombre más rico de su país gracias al petróleo, pasó de las barras al arresto domiciliario. Tuvo inversiones en Chile.

El empresario Eike Batista, quien forjo un imperio que lo encumbró como el hombre más rico de Brasil, salió este domingo de la cárcel para pasar a un régimen de detención domiciliaria, informaron autoridades de Río de Janeiro.

«Abandonó la prisión esta mañana, sin incidentes, y sigue para arresto domiciliario», dijo una asesora de la Secretaría de Administración Penitenciaria de ese estado.

Acusado de corrupción por una causa derivada del megaescándalo de desvíos y sobornos en la estatal Petrobras, el otrora magnate, quien tiene 60 años de edad, había recibido luz verde de la Corte Suprema el viernes para dejar el presidio de Bangu, lo que finalmente se concretó este domingo.

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Emblema de los años en que Brasil era el favorito de los mercados, Batista fue arrestado  el 30 de enero, tras aterrizar en un vuelo procedente de Nueva York y cuatro días después de que la policía allanó su domicilio de Río. Con el pelo rapado, el ex millonario fue ingresado junto a los presos comunes del citado penal.

El hecho que haya sido denunciado por crímenes graves por sí solo no puede servir de fundamento único y exclusivo para mantener su prisión preventiva»

Al no poseer un título universitario, no pudo acogerse a los beneficios de reclusión que da la ley brasileña para las personas con mayor nivel de educación, pese a los pedidos de su defensa.

Antes, las dificultades financieras que enfrentó su gigantesco grupo empresarial al fallar sus cimientos formados por la explotación petrolera ya habían hecho disminuir verticalmente su fortuna.

Intereses en Chile

El millonario tuvo inversiones en Chile a través de su compañía MMX que, como otras fracciones de su hoy extinto imperio, tenía un críptico nombre finalizado siempre con la letra «X». Se centraban en yacimientos de hierro situados en Atacama y las proyecciones hablaban de US$ 224 millones.

Incluso alcanzó a asociarse con Codelco y el grupo Luksic a principios de la década de 2010, según reportaba la prensa en esa época.

Batista se desprendió de esas acciones en 2013, cuando las primeras ráfagas de la tempestad que dio por tierra con su grupo económico ya comenzaban a sentirse.

No obstante, cuando todavía era uno de los gigantes financieros de América Latina, el brasileño se dio el gusto de reaccionar con un dejo de arrogancia cuando la Corte Suprema encarpetó su proyecto energético Central Castilla, que iba a instalar en Atacama. «Si no nos quieren, ¡vámonos! ¡bye, bye!, lanzó en agosto de 2012.

Pagos políticos

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Batista es sospechoso de haber pagado US$ 16,5 millones al entonces gobernador de Río, Sergio Cabral, por una operación que en realidad nunca existió de compra y venta de una mina de oro.

«El hecho que haya sido denunciado por crímenes graves -corrupción y lavado de dinero- por sí solo, no puede servir de fundamento único y exclusivo para mantener su prisión preventiva», afirmó Mendes en su decisión.

El empresario alcanzó a ser clasificado como la séptima fortuna del mundo por la revista Forbes en 2012, antes de que sus millones se evaporaran en medio del escándalo. Su caída siguió a la de Cabral, considerado como cabecilla de una «organización criminal» que desvió decenas de millones de dólares de obras públicas en Brasil.

Fuera de Brasil cuando la policía intentó detenerle, Batista fue incluido entonces en la lista roja de captura de Interpol hasta ser arrestado al pie de la aeronave en la que volvió de Nueva York.

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