En declaraciones hechas a la emisora británica, el presidente de la Comisión Europea aseguró que Bruselas enfocará las próximas negociaciones con Londres para ejecutar su marcha del bloque comunitario de manera «amistosa» y «justa», pero alertó de que las instituciones europeas no abordarán el diálogo de manera «ingenua».
También confirmó que la marcha británica de la Unión conllevará un coste económico para el Reino Unido -que no precisó, pese a que los medios han barajado recientemente la cifra de 60.000 millones de euros- aunque aclaró que esto no representa ningún «castigo».
«Se tratará de una factura que refleje los antiguos compromisos adquiridos por el Gobierno británico y por el Parlamento británico», puntualizó y recalcó que en el proceso de salida de la UE «no habrá sanciones, no habrá castigos, nada de eso».
La primera ministra británica, Theresa May, tiene previsto notificar formalmente a Bruselas su intención de abandonar el bloque común mediante una carta enviada al Consejo Europeo el próximo miércoles, cuando se activará el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, que inicia las negociaciones formales de dos años sobre la retirada.
Preguntado por cómo se siente sobre el «brexit«, la opción votada por los británicos en el histórico referendo del pasado 23 de junio, Juncker respondió que le parece «un fracaso y una tragedia».
«Me entristecerá, como ya me entristeció la votación del referéndum en el Reino Unido. Para mí, es una tragedia», reconoció.
Con relación a este punto, el presidente de la Comisión Europea aseguró que no tiene «en absoluto una actitud hostil cuando se trata del Reino Unido» y anticipó que la UE negociará con Londres «de manera amistosa y justa» pero no «ingenua».
Apuntó además que su máxima prioridad cara al proceso negociador para el «brexit» es la protección del estatus legal de los tres millones de ciudadanos comunitarios que residen en el Reino Unido así como la del millón de británicos que vive en el continente.
«Estoy fuertemente comprometido a preservar los derechos de los europeos que viven en el Reino Unido y de los británicos que residen en continente europeo», dijo, para concluir que: «esto no es regatear, sino respetar la dignidad humana».