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El misterioso asesinato que conmociona al país sin crímenes

El crimen de Birna Brjansdottir, una joven de 20 años que llevaba ocho día desaparecida tiene revolucionado a Islandia, el país donde la policía patrulla sin armar y casi no se registran homicidios.

«Es realmente un país seguro, sin guerra ni nada de eso, con una tasa de criminalidad muy baja», declara Tomas Kjartansson, de 26 años, vendedor en una tienda de ropa para hombres.

El cadáver de Birna, de 20 años, apareció en la playa luego de desaparecer a las 05H00 del sábado 14 de enero  tras una velada como cualquier otra, bebiendo y divirtiéndose en los bares de la capital

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En Reikiavik, el miércoles de la semana recién pasada tuvo lugar una marcha por el último trayecto por el que se cree que pasó la joven; los medios de comunicación no hablan de otra cosa.

La joven pelirroja vestía pantalón negro, suéter con capucha y zapatos Dr. Martens. Las cámaras de vigilancia la grabaron de madrugada, tambaleante por las calles nevadas del centro de la ciudad. Luego se pierde su rastro y esa mañana no acude al comercio de ropa en el que trabaja.

El calzado aparece en el puerto de Hafnarfjordur, al sur de Reikiavik, cerca del muelle en el que está atracado un pesquero groenlandés, el «Polar Nanoq». Su teléfono también se encontró en la zona, donde alguien lo apagó.

Las cámaras confirman la presencia en torno a las 6H30, cerca del barco, de un coche rojo, un Kia Rio, idéntico al vehículo visto en las inmediaciones del lugar de Reikiavik donde Birna fue vista por última vez entre las brumas aurorales.

El «Polar Nanoq» zarpó el día de la desaparición. Le obligaron a dar media vuelta, escoltado por guardacostas. Atracó en Reikiavik el miércoles por la noche. Miembros de la unidad de élite de la policía islandesa, la Viking Squad, interrogaron a la tripulación.

Tres marinos están detenidos, como «sospechosos de poseer información sobre la desaparición de Birna,» y comparecerán ante el juez, informó la policía en Twitter.

La policía peinó el barco, pero fuentes policiales citadas por la prensa islandesa dudan de que la joven haya subido a bordo.

Problemas de alcohol

Si se confirma que fue un crimen, el caso Birna Brjánsdóttir pasará a los anales de la policía islandesa.

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En este país de 330.000 habitantes la criminalidad es tan poco frecuente que la primera vez que la policía disparó a un hombre fue en diciembre de 2013.

Desde 2001 se registraron 1,8 homicidios por año de promedio, según las estadísticas policiales. Y normalmente son obra de desequilibrados o de personas bajo los efectos del alcohol.

«Siempre hemos sido una sociedad homogénea, preocupada porque haya igualdad», analiza el sociólogo Helgi Gunnlaugsson. «Somos una familia, nos necesitamos los unos a los otros para sobrevivir en esta isla», explica a la AFP.

Paradójicamente, uno de los autores de novelas policiales más vendidas del mundo, Arnaldur Indridason, es islandés. ¿Pura imaginación? Quizá no tanto, afirma su traductor al francés, Éric Boury.

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«Se tiene la sensación de que aquí no se puede morir» de muerte violenta, «y eso que saben que la naturaleza es peligrosa, que un volcán puede devastarlo todo», recuerda.

Y además, añade Éric Boury, «esta sociedad que parece tranquila no lo es tanto. Hay problemas de droga y de alcohol, graves problemas de alcohol».

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