Me cuesta entender que a pesar del difícil momento que está pasando la política, derivado de una profunda y grave crisis de credibilidad y falta de sintonía, el Congreso Nacional no dé señales de cordura frente a materias tan sensibles como los privilegios que puede tener un diputado o senador a la hora de ir como candidato presidencial.
Es inexplicable que, si un concejal, alcalde, ministro, subsecretario o core quiera emprender una carrera por el sillón presidencial, la Constitución lo obligue a renunciar a su cargo un año antes, pero si esta persona es senador o diputado, no deba hacerlo.
Es comprensible que a la ciudadanía le moleste que quienes legislan lo hagan en beneficio propio. Y no cualquier beneficio. Pongamos el caso del senador “A” versus el ministro “B”. En caso de que ambos quieran postularse a la presidencia del país, el senador “A” puede hacerlo en cualquier minuto, sin renunciar a su cargo, sin arriesgar el actual escaño que posee, viajando por todo el país con la seguridad que su cargo per se le da ya la suficiente tribuna mediática y con la tranquilidad de que, si pierde, puede incluso continuar 4 años más en el cargo. A su vez, el ministro “B” (o alcalde, concejal, core, etc) debe renunciar al cargo que fue designado por el Presidente (o por elección popular) un año antes de la elección, perdiendo no sólo la visibilidad que le da el cargo, poniéndolo en desventaja con su competidor, sino que dejándolo sin su trabajo en caso de perder la elección.
Esto es un privilegio aquí y en la quebrada del ají. Si hay inhabilidades, éstas deben ser para todos. Nosotros como Amplitud estamos en contra de los privilegios para algunos, motivo por el cual el año pasado, por la Cámara de Diputados, ingresamos una reforma constitucional para que los candidatos en el Parlamento a la presidencia de la República deban dejar su cargo un año antes. Nos parece el colmo que sigan habiendo privilegios para algunos en el Congreso.
Pero esto no se limita a la presidencia. Para quienes quieran ser candidatos a intendentes o gobernadores regionales, los parlamentarios podrán usar la misma fórmula. Es decir, podrán tener la elección más cómoda (o desigual) en su propia región.
Esto, en lo personal lo considero una vergüenza. Como Amplitud vamos a insistir en el tema. Ya presentamos hace mas de un año la reforma constitucional. Vamos a insistir en que ley pareja no es dura. Los que más debemos dar el ejemplo debemos ser nosotros los parlamentarios. Esto es lo coherente y es lo correcto. Esto es para lo que Amplitud está para combatir.
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