El sacerdote jesuita que trabaja con inmigrantes en el campamento La Chimba, en Antofagasta, Felipe Berríos, hizo un llamado a “no politizar” el debate migratorio y aseguró que, en temas de delincuencia, ellos son en su mayoría víctimas y no victimarios.
A juicio de Berríos, si bien puede ser entendible que exista un shock inicial frente a una cultura distinta como la de los migrantes «de ahí a asociarlo con delincuencia, es muy distinto”.
“Si tú miras las cifras duras de delincuencia, ellos más bien han sido víctimas más que victimarios. Y es muy baja la delincuencia donde ellos han participado”, señaló a T13 Radio.
Respecto de las diferentes posturas que han tomado los precandidatos presidenciales sobre reformar la ley de migraciones, el jesuita enfatizó en que “no quiero que se politice este problema, en esto tenemos que tener un cuidado tremendo, porque si se politiza van a perder los migrantes y vamos perder nosotros como nación».
«Tenemos que ser muy cuidadosos, porque es un chocolate para cualquier candidato o partido politizar este tema, pero hay que tratar de no hacerlo”, agregó.
“Yo he dicho otras veces que lamentablemente para los chilenos creemos que Chile termina en La Serena y al resto le llamamos el norte. Entonces, Arica, Iquique, Antofagasta y Calama es una realidad muy especial. Culturalmente estamos mucho más cerca de Perú y Bolivia y son zonas que se han hecho con un flujo constante de migrantes, con una economía extractiva, con mucha desigualdad, etcétera», afirmó.
De acuerdo a Berríos, los chilenos tienen “cierto clasismo metido dentro, entonces si viene un extranjero de Europa -Croata, Italiano, Español, Alemán- por muy pobre que venga nosotros lo acogemos de una manera distinta, porque sabe hablar otro idioma, por la tez de su cara, pero cuando viene un inmigrante que viene de países latinoamericanos muchas veces con rasgos amerindios, o afroamericanos, que tiene nuestro modo de ser latino nos produce cierto rechazo o no tenemos la misma empate que podemos tener con un Europeo».
Esta serie de problemáticas que hoy juegan en contra de los inmigrantes en Chile, dijo el jesuita, «produce desafíos, que nos van a enriquecer, pero tenemos que saber que son culturas distintas que tienen que empezar a convivir”.
«Lo que hay que llevar es a que esta integración de las culturas se haga lo mejor posible, porque nos enriquece a todos», finalizó.
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