¿Y ahora qué? Es la pregunta que se repiten a esta hora los colombianos, titulares de medios nacionales e internacionales y hasta los mismos analistas.
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La victoria del No en el plebiscito por la paz en Colombia tomó a todos por sorpresa. Las últimas encuestas, realizadas días antes de la contienda electoral, vaticinaban un triunfo del Sí con más del 60% de los votos.
Así como pasó en junio pasado en el Reino Unido, donde los británicos votaron por abandonar la Unión Europea (UE) contra las previsiones de los sondeos, los colombianos rompieron las apuestas y dijeron «no» al acuerdo de paz.
El ‘No’ se impuso ante el ‘Sí’ en el plebiscito con 6.422.136 votos, el 50,23 % de votos. Por su parte, el ‘Sí’ reunió un total de 6.361.762 votos. No bastante, solo el 37,43 % del censo electoral acudió a las urnas.
«No me rendiré», enfatizó Santos el domingo en un discurso televisado desde la presidencial Casa de Nariño, flanqueado por su equipo negociador de paz.»Seguiré buscando la paz hasta el último día de mi mandato, porque ese es el camino para dejarle un mejor país a nuestros hijos», dijo, con talante sombrío.
Desde La Habana, sede de las negociaciones de casi cuatro años, ‘Timochenko’ aseguró que los rebeldes «mantienen su voluntad de paz y reiteran su disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia el futuro».
La oposición a los acuerdos dejó al proceso en un escenario incierto en el que quedan las preguntas de si las Farc volverán a la guerra o de si se reabrirá la negociación.
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Las Farc manifiestan continuar comprometidas con la paz. El gobierno se compromete a profundizar en sus esfuerzos y a invitar a los líderes del No al diálogo.
¿Qué pasa ahora?
El analista político Fernando Giraldo, profesor de la Universidad Javeriana de Bogotá, dijo a Efe que tras la derrota en el plebiscito se entra en una etapa “como de una caja negra” porque realmente no se sabe qué va a pasar con el acuerdo de paz que Santos y el jefe máximo de las Farc, Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, firmaron en un acto solemne ante la comunidad internacional el pasado 26 de septiembre. Para Giraldo, con el resultado del plebiscito “se debilitó toda la institucionalidad, se debilitó el gobierno y el país quedó fracturado”.
Por su parte, Carlos Malamud, investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano y catedrático de Historia de América de la Uned, sostiene que el ex vicepresidente Francisco Santos, uno de los portavoces del NO, pronunció unas palabras sumamente conciliadores una vez conocido el resultado. En su interpretación los acuerdos son válidos en términos generales aunque necesitan ligeros retoques y envió un mensaje de tranquilidad y confianza a las Farc, para que continúen el proceso de conversión en partido político. En este sentido, la sensación que se vive en Colombia es de un menor catastrofismo a la que existe en el resto del mundo, al menos a la idea de debacle total que transmiten los principales medios internacionales. (…) Dentro del país se abre paso la idea de que es necesario reconfigurar los acuerdos y llegar a nuevos puntos de convergencia. Si bien la idea del perdón no terminó de calar en toda la sociedad, sí hay margen para seguir avanzando en la construcción de la paz y crece la idea de que todavía es posible alcanzar un pacto nacional para zanjar el conflicto con las Farc».
La oposición, en cabeza de Uribe, manifiesta su interés en aportar a un gran pacto nacional. Pero renegociar no será fácil.
Según sostiene Jorge Gallego Durán para Politikon, teorías recientes de la negociación sugieren que negociar entre tres es más difícil que entre dos y que no siempre existe un arreglo que satisfaga a todas las partes. La situación es incluso más compleja cuando no hay un claro ganador de la confrontación, como en el caso del conflicto colombiano. No se ve fácil que las Farc renuncien a algunos de los beneficios que han logrado. Y no resulta claro que su poder de negociación sea tan bajo como para que acepten algunas de las condiciones que la derecha uribista exige de ellos.
Aunque el gobierno colombiano ha descartado un plan B, el fallo de la Corte Constitucional que avaló el plebiscito como mecanismo para refrendar la paz cita que es vinculante para el Presidente. No menciona al Legislativo, por lo que en algunos sectores se habla sobre que allí estaría ‘la carta de salvación’ del proceso.
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