Economía

Columna de Matías Godoy: “Pirámides y bicicletas”

 

Los cinematográficos últimos siete días de Rafael Garay han tomado por sorpresa a muchos chilenos. Y es que la credibilidad individual y profesional que cuidadosamente construyó el ingeniero comercial especialista en marketing de la noche a la mañana fue casi destruida tras la publicación de serios antecedentes.

 

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Más allá de ahondar en lo que aun constituyen rumores, preocupa que la promesa de altas rentabilidades y la confianza que pueda transmitir una persona (ya sea por su forma de ser o quehacer) sean razones suficientes para cederle riquezas personales a un desconocido. Y es que lamentablemente, detrás de inverosímiles promesas, se esconden esquemas que irrestrictamente tenderán al fracaso.

 

Uno de ellos es el esquema piramidal. Bajo este método una persona invierte dinero que será recuperado y aumentado sólo si promueve que, un mínimo número de otras personas, realicen la misma inversión. Si yo invierto $100, obtendré $1.000 si logro que otras 10 personas hagan lo mismo que yo. Sin embargo, si no logro que estas personas repliquen mi conducta, no recuperaré ni siquiera una fracción de los $100 iniciales.

 

El segundo esquema es la bicicleta. Este método consiste en adquirir dinero con la promesa de restituirlo íntegramente al cabo de un plazo, sumándole un pago extra de rentabilidad. Yo le confío $100 a una empresa, la que promete devolverme $118 al cabo de un año. Sin embargo los $18 de rentabilidad se pagan a partir del capital de una nueva persona. Así este esquema sucumbe cuando el administrador no es capaz de conseguir nuevos inversionistas o bien decide dejar de buscarlos.

 

Los esquemas expuestos nos invitan a reflexionar sobre la esencia del intercambio. Si yo invierto $100, entrego dinero a cambio de algo: un bien, pagaré, bono, acción, certificado, cuota de fondo, moneda internacional, materia prima, etc. Sin embargo, cualquier cosa que yo reciba, debe estar respaldada. De modo contrario habré entregado dinero a cambio de nada. Dado esto, resulta falaz e inoportuno invertir en la imagen o promesa de una persona u empresa. Pues ¿Qué recibo u obtengo a cambio?

 

 

 

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Matías Godoy Mercado

Director de Economia para todos

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www.economiatodos.cl

 

 

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