¿Cómo evalúa la forma en que el Gobierno ha conducido el proceso constituyente?
Nunca ha sido claro por qué hacerlo. No existe ninguna justificación para iniciar un proceso para una nueva Constitución, porque eso ocurre en países donde ha habido alguna guerra civil o un proceso histórico muy duro, pero nada de eso ocurre en Chile, por lo que no ha hay mucha preparación y el ambiente no esta preparado para una iniciativa de esta envergadura.
Siempre es bueno abrir el debate a la participación ciudadana, pero el Gobierno nunca ha mostrado sus cartas y ha aclarado cuál es la nueva Constitución que quieren para que la gente pueda opinar. Pero lo que quiere el Gobierno es avalar un procedimiento que le permita saltarse la actual Constitución desde el punto de vista del mecanismo para las reformas.
Por otro lado es grave que el proceso mismo no ha tenido las garantías suficientes de neutralidad e imparcialidad y que los monitores que controlan este tema puedan actuar de manera independiente, porque el 85% de ellos pertenece a la Nueva Mayoría.
¿Y qué hay respecto de los cabildos?
Están manejados por los gobernadores y los intendentes por lo que no hay garantías de que sea un proceso transparente y objetivo. Además que la participación ha sido menos que escuálida, porque han participado el 0,68% de las personas habilitadas para hacerlo, en un proceso que más bien se ha transformado en un procesito constituyente que finalmente no tendrá ninguna validez real.
¿Y qué hay de la participación de la oposición en este proceso?
Si hubiesen existido las garantías de neutralidad, en que se hubiera eliminado toda intervención gubernamental ciertamente se podría haber dado un escenario distinto, pero eso no pasó. Por lo que nosotros desde Chile Vamos desarrollamos un borrador con un conjunto de ideas que se dieron a conocer y que se están entregando en seminarios regionales para que la gente las conozca.
Nosotros vamos a presentar una proyecto de Reforma Constitucional al Congreso, porque la potestad sobre este tema no la tiene el Gobierno y lo que están tratando de hacer es modificar los mecanismos de cambio de reformas. De hecho, el debate de la propuesta de nueva Constitución se le entrega al próximo Gobierno.
En otro tema, respecto de la Reforma Laboral ¿cómo evalúa el proceso y específicamente como tomó el veto presentado por el oficialismo?
Sentimos mal el veto, porque el fallo del TC nos dio la razón de que el monopolio sindical que se quiere establecer a través de darle a los sindicatos la titularidad para hacer las negociaciones colectivas estaba fuera de los principios de nuestra Constitución. Sin embargo, el Gobierno en vez de presentar una ley complementaria que permita ejecutar el fallo del TC, lo que hace es dictar un veto que pone marcha atrás a otros temas en los que se había avanzado, como los pactos de adaptabilidad que buscan modernizar y flexibilizar nuestra legislación laboral.
Y a raíz de eso presentan un nuevo requerimiento ante el TC…
Exacto, porque lo que buscamos es que no se burle el fallo y lo que ha logrado el Gobierno al no hacer una ley complementaria es que los únicos que estén autorizados para llevar adelante una negociación sean los sindicatos, estableciendo la titularidad de hecho, porque la alternativa de los grupos negociadores que podrían constituir los trabajadores para negociaciones laborales quedaron eliminado de la reforma y habría que reponerlos, pero el único que puede hacerlo es el Gobierno y simplemente no quieren.
Esta semana se pronunciará el TC sobre la admisibildiad de este requerimiento y de ahí deberían fijar audiencias y recibir alegatos, por lo que pensamos que dentro de un mes se podría resolver esta situación y yo creo que el TC nuevamente nos dará la razón y buscará alguna fórmula para que se cumpla su primer mandato.
¿Y qué opinión tiene del proyecto de Reforma a la Educación Superior presentado hace algunos días por el Ejecutivo?
No hay ninguna reforma que tenga respaldo ciudadano, y en particular la de Educación ha hecho que el Gobierno se supere a sí mismo, porque ya no solamente es la oposición, la ciudadanía, los rectores de las universidades, los profesores o alumnos los que se oponen a esta reforma, sino que hay gente al interior de la Nueva Mayoría que se opone, por lo que la pregunta que hay que hacerse es quién está de acuerdo con esta reforma. Nadie.
Además es un proyecto que tiene publicidad engañosa, porque dice que logrará la gratuidad universal en circunstancias que es imposible porque no hay plata para ello. Si el costo corresponde casi a la mitad de la Reforma Tributaria, y la Reforma Tributaria ya está prácticamente gastada y queda muy poca plata. Aquí el problema del Gobierno es que nunca definió para que se iban a utilizar los recursos de esa reforma. Además este proyecto hipoteca el futuro del país porque ya se está diciendo que si hay plata más plata se va a ocupar para educación, en circunstancias que hay otras prioridades sociales, incluso en el área educacional. Porque si uno quiere romper la brecha educacional no se empieza por la educación superior, se debe reforzar la formación parcelaria, preescolar, básica y media, porque lo que ocurre es que llegan a la universidad con una importante diferencia y lo que hace la educación superior es recoger esa desigualdad, y la única forma de romper eso es trabajando en la educación desde la cuna hasta los 18 años.
¿Y cómo evalúa el rol que ha tenido el Movimiento Estudiantil en los últimos meses?
En particular al Movimiento Estudiantil le ha pasado que ha perdido sintonía con la ciudadanía y ha perdido autoridad moral, y en la medida que va alejándose de esa sintonía y va perdiendo respaldo, lo que hace es radicalizarse, porque aumentan las marchas y también las tomas, lo que les genera un problema doble: se ganan la antipatía de la gente por la violencia que están actuando y además afectan el derecho a estudiar de miles de jóvenes, que van a ser una generación expertos en marchas y bombas molotov, pero con poca preparación para enfrentar el mundo y la sociedad del conocimiento. Están hipotecando su futuro por un gustito temporal que además ya no es tan relevante.
Se aproximan elecciones municipales y el proceso de primaria no ha estado exento de polémicas en su sector ¿cómo tomó el caso de Joaquín Lavín y el conflicto con RN?
Hemos tenido momentos malos producto de problemas de financiamiento irregular que han tenido algunos de nuestros militantes, por lo que hemos sido víctimas de bulling y mucha crítica incluso de algunos personajes de nuestro propio sector. Y estas primarias representan la primera señal de reconocimiento de la ciudadanía al esfuerzo que hemos hecho por mejorar las prácticas, porque más allá de la poca participación somos el partido que ganó más primarias de todos los partidos políticos del país, incluso que la Nueva Mayoría considerando que ellos tuvieron más primarias de nosotros, lo que es a todas luces una señal, porque nos damos cuenta que hay un malestar que debemos asumir, pero al mismo tiempo muchos estaban convencidos de que la UDI estaba en proceso de desaparición y lo que hemos demostrado es que acá estamos, vivitos y activos y con respaldo ciudadano.
¿Y cómo está la relación con RN?
En general bien, aunque han habido conflictos, pero siempre que hay elecciones se gatillan tensiones, porque la competencia es siempre dura y difícil. Acá se han llevado temas a la prensa que si se hubieran conversado se habrían resuelto de una mejor manera y sin generar efectos colaterales negativos. Pero acá lo importante no es que no hayan conflictos, sino superarlos cuando los tenemos y eso estamos haciendo.
¿Y qué sucede con los candidatos cuestionados senador, específicamente con el caso de Gustavo Alessandri en Zapallar?
Dijimos que no llevaríamos candidatos que tuvieran temas pendientes con la justicia y cuando él postula en las primarias no estaba formalizado. Ganó la primaria y se realizó la formalización. De inmediato dije que si no se resolvía no podíamos llevar candidatos formalizados. Pero, ¿qué pasó? Casi simultáneamente con la formalización el juez anuncia la suspensión del procedimiento, lo que implica que no hay investigación y por ende no hay problemas penales pendientes.
¿Que hay de las presidenciales y el rol de Piñera en el conglomerado?
Todo parece indicar que va a ser candidato, esta en todo su derecho y al parecer las encuestas muestran que hoy sería el que tiene más posibilidades de ganar dentro de nuestro sector. Sin embargo, el no ha definido si va a ser candidato o no, y por otro lado existe la posibilidad de que no sea candidato, por lo que nosotros no podemos asumir ninguna definición teniendo a Piñera en la cancha, porque aún no está. Por eso mismo creo que debemos tener candidato presidencial propio en la UDI. Y la idea en Chile Vamos es que tengamos primarias presidenciales con todos los que se inscriban.
¿Y cuáles son los personajes fuertes al interior del partido que usted ve como opción presidencial, podría ser usted?
Ninguna posibilidad de que yo sea candidato. Hay mucha gente capaz al interior del partido y yo creo que hay tres o cuatro personas que podrían serlo, pero es muy peligroso que uno esté señalando con el dedo porque estas opciones deben nacer desde la base.