Publicidad
Casi después de dos décadas de controversia el famoso “Templo del tigre” en Tailandia por fin ha cerrado.
Después de que se removieran, casi durante una semana, 137 tigres que habitaban la popular atracción turísticas al oeste de Bangkok, este quedó cerrado.
Publicidad
Junto con esta acción el abad del lugar y otras cinco personas, incluidos tres monjes quedaron detenidos bajo sospecha de tráfico de vida silvestre.
Durante mucho tiempo conservacionistas creyeron que el zoológico era un lugar que servia para el trafico ilegal de partes de tigres y fue hasta el jueves que las autoridades encontraron evidencia de que algunos los monjes y otros miembros del lugar estaban involucrados en el comercio.
Durante las investigaciones realizadas se encontró un camión con más de mil 600 artículos ilegales, entre ellos dos pieles de tigre, amuletos de piel de tigre, dientes de tigre y 67 medallones de piel de tigre con fotos del líder del templo, Luangta Chan.
Otros espeluznantes hallazgos durante la semana incluyeron 40 cadáveres de cachorro de tigre almacenados en un congelador y otros 20 conservados en frascos.
Publicidad
El cierre de la atracción turística en el templo Wat Pha Luang Ta Bua representó una victoria para los conservacionistas en un país predominante de budistas, donde los funcionarios del gobierno suele dar la razón a los líderes religiosos.
Durante meses la Oficina de Conservación de Vida Silvestre, buscó la manera de desalojar a los tigres que habitaban el lugar. Luego de enfrentarse a a los abogados del templo lograron obtener la orden que permitió desde el pasado lunes de 30 de mayo remover a los felinos.
Treinta veterinarios, 60 guardaparques y otras 250 personas participaron el a operación.
Publicidad
El templo siempre se promovió como un lugar donde la gente y los tigres podían coexistir en armonía. Los turistas pagaban hasta 140 dólares por la experiencia. Las autoridades dijeron que el templo ganaba anualmente 5,7 millones.
Gran parte de las personas que se encargaban del cuidado de los felino eran voluntario extranjeros.
Uno de ellos era Tanya Erzinclioglu, una mujer británica, apasionada por los animales quien trabajó durante seis años en el templo y negó estar envuelta en el tráfico de animales.
Publicidad
Erzinclioglu señaló que los 40 cachorros en el congelador eran evidencia de sus nacimientos y muertes. Ella creía que su existencia había sido reportada como lo requiere la ley, sin embargo, las autoridades señalaron que solo se informó del nacimiento de un cachorro.
Autoridades planean averiguar cómo es que el templo obtuvo a sus tigres. La leyenda del lugar declara que los primeros felinos fueron llevados por aldeanos, quienes los habían encontrado heridos y pensaron que el líder religioso podría cuidarlos.
Por otro lado los críticos aseguran que los cachorros fueron adquiridos a través de cazadores furtivos o el comercio ilegal.