Hace algunos días TVN daba a conocer una grave matanza de pingüinos magallánicos en la isla Leguas -ubicada en el archipiélago de Chiloé, Región de los Lagos- por parte de los pescadores de Jaiba, quiénes utilizan a estas aves como cebo para su producción. Tras las repercusiones de este reportaje, se estima que la mortalidad en esta especie protegida podría llegar a unos 2.000 ejemplares, lo cual calificaría como el maltrato animal más grave del último tiempo en la región, teniendo como pruebas los charcos de sangre y plumas encontradas en la zona por oficiales de la Policía de Investigaciones (PDI), sumada a la observación en terreno de personal de Bidema y Sernapesca, donde se observaron solo 40 ejemplares de pingüinos en una zona donde deberían vivir más de 2.000.
Las denuncias en zonas como isla Leguas o isla Esmeralda, zonas donde viven especies protegidas de pingüinos y Lobos Marinos, datan del año 2014 -e incluso antes- donde ORCA Chile, una institución sin fines de lucro enfocada en el rescate y conservación ambiental, hizo llegar los antecedentes a las autoridades. Desde septiembre de ese año llevan a cabo la “Operación Tridente”, donde buscan detener este maltrato animal.
¿Cómo surgieron estas denuncias?
Su director ejecutivo Zico Henríquez cuenta a Publimetro que ellos como organización reciben denuncias en el anonimato y que en septiembre de 2014 vía correos electrónicos, recibieron una serie de fotografías de personas faenando lobos marinos. “Contactamos al que envió las fotos y él nos contó que había comenzado a trabajar en un barco pesquero que lo llevó a Isla Esmeralda. Estando ahí le dijeron ‘Vamos a capturar un par de corderos’, cuando se referían a lobos marinos y pingüinos. Él al ver cómo los mataban se decidió a sacar un par de fotos con su celular, volvió al barco y al llegar al puerto hizo la acusación”, relata Henríquez, “Fue en esa fecha cuando hicimos las denuncias a Sernapesca y la PDI”, agrega, instancia donde se sumaron antecedentes recogidos por el mismo equipo de ORCA Chile en junio de 2013, en donde detectaron a la lancha motor “Don Bruno” llevando dos lobos marinos muertos en sus bodegas con la intención de ser utilizados como carnadas.
Según el director de Orca Chile ahí comenzó un período de seguimiento donde fueron muy pocos los datos que les fueron brindados por parte de las autoridades.
“Quedó olvidado por meses hasta que salió en TVN. Nosotros sabíamos que habían encontrado una lancha y restos de sangre y plumas en nidos de la isla así que no nos sorprendimos. Lo que sí nos sorprende es que lo planteen como una novedad cuando es un caso que lleva 1 año y 6 meses y que el único avance efectivo que tiene es una persona imputada a la cual la Fiscalía le ofreció una salida alternativa pagando 200 mil pesos como multa, en cuatro cuotas, a una organización que ¡Ni siquiera trabaja con animales silvestres!”, explica Henríquez. Además, admite que aunque hayan declaraciones de buena fe del Ministro de Bienes Nacionales, Víctor Osorio, o del director nacional de Sernapesca, José Miguel Burgos, lo preocupante es que “no hay nada. No hay condena ejemplar, no hay protección a los animales, no hay medidas, no hay cambio en la normativa ni fiscalización, solo la imagen ante el público de que están haciendo algo”.
¿Qué tan común es esta práctica en Chile y cómo se lleva a cabo?
Henríquez aclara que este tema tiene una larga data, específicamente alrededor del año 1991 donde Chile sufrió un bloqueo por parte de EEUU en sus exportaciones de Centolla y Jaiba luego de que a nivel internacional se supiera que en nuestro país mataban mamíferos para su pesca. Pasados los años e investigaciones, esta medida se revirtió y disminuyeron las fiscalizaciones. “Este tema es súper común. Los pescadores en vez de pagar por carnadas prefieren capturar animales porque son gratis. El problema es que nadie los denuncia públicamente. Sumado a estos casos, por ejemplo, nosotros en los últimos 3 ó 4 años hemos recibido más de 5 casos cerca de San Antonio y Santo Domingo donde capturaron delfines para ser utilizados como carnada y para consumo humano. También videos de personas utilizando explosivos para pescar en la Serena, la muerte de 80 lobos marinos dentro de una reserva en Punta de Choros y tantos más. El gran detalle es que ¡Nadie sabe! ”, agrega molesto.
En el caso de los Lobos Marinos la técnica más común es dispararles y luego trozarlos con un hacha o cuchillo. En cambio los pingüinos al ser pequeños y no poder defenderse son tomados con las manos y matados a golpes.
¿Cómo puede resolverse?
El director ejecutivo afirma que los autoridades deben primero reforzar las penas de pesca ilegal o de muerte de especies protegidas, la cual debe tener una multa grande en términos monetarios y penada con cárcel. Además, deben ofrecer medidas de mitigación por parte de los culpables, que implique que deban reponer el lugar en las condiciones que estaba y en caso de los pescadores, que se les cancele parcial o de por vida la licencia de pesca. “Cuando arriesgan algo grande ahí recién toman conciencia. Nadie va a querer perder su negocio por matar dos pingüinos, esa es la forma”, dice.
Por otra parte hace especial énfasis en que Chile deben mejorarse las fiscalizaciones. “El Sernapesca ni siquiera tiene un barco, dependen de la Armada para poder ir a fiscalizar y eso no puede ser. Ahí hay hartos funcionarios comprometidos y ha aumentado el presupuesto, pero cuando ellos han ido a fiscalizar les han dado vuelta camionetas, han tirado al mar a los funcionarios, entre otras acciones que explican por qué ellos hacen lo que pueden dentro de lo posible. Los pescadores hacen lo que quieren, el otro día intentaron quemar una oficina de Sernapesca porque encontraron un cargamento ilegal de merluzas, entonces…es necesario reforzar la institución”, puntualiza.
Finalmente agrega que como fundación están esperando el actuar de las autoridades, con las cuales tienen total intención de trabajar en conjunto. Paralelamente, se han puesto en contacto con organizaciones internacionales para ayudar a ejercer medidas de presión y protección en caso que estos casos no terminen, como fomentar nuevamente el bloqueo de la exportación de estos productos para que paren las malas prácticas. “En Chile nadie sabe cuánto se pesca, con qué, ni cómo. La situación es crítica y las autoridades no trabajan con las organizaciones que tienen mayor llegada a la gente. Es hora de tomar medidas más drásticas y lamentablemente la mayor medida de presión contra el rubro de la pesca es: el bolsillo. Ahí tendremos que atacar”, remata.
PB/MC