El Chile del 2016 carga en su espalda con un sentimiento de pesimismo y desconfianza que nos proporcionaron los escándalos políticos y empresariales del año recién pasado. A esto se le debe sumar el bajo crecimiento económico, la desigualdad imperante en nuestro país y la falta de oportunidades de quienes hoy son los más desfavorecidos y olvidados.
A simple análisis pareciera que estamos inmersos en una crisis de confianza y liderazgo que de no revertirse podría profundizar el impacto negativo del que somos testigos.
Pero más allá de los análisis, las cifras y las encuestas de opinión, queremos proponer en estas líneas un cambio en la forma de enfrentar la crisis bajo la siguiente premisa: Si no somos los causantes del problema, hagámonos responsables de la solución. De este modo, proponemos hacernos responsables, y en plena libertad, dar una férrea pelea para recuperar la confianza.
De optar por la responsabilidad, debemos saber que el camino no será fácil; que el éxito no estará a la vuelta de la esquina y que quizá, ni siquiera en nuestra vida alcancemos a ver concluido el objetivo de construir una sociedad mejor.
Puede ser que las generaciones venideras tengan que tomar la posta de este desafío titánico, pero tendremos el consuelo de saber que iniciamos una revolución contra las ideas que atentaban contra nuestra libertad, disminuían el emprendimiento y desintegraban a la sociedad civil.
Si optamos por la responsabilidad, debemos estar jugados al mil por ciento por los más pobres de Chile. Debemos fomentar una cultura emprendedora en aquellos que tienen menos oportunidades y ayudarles siempre a salir adelante, pero por sí solos, entregándoles herramientas que los hagan dueños de su futuro y no clientes vitalicios de alguna política pública o estamento del Estado.
Lo anterior, lo haremos día tras día, pues tenemos la convicción que la dedicación por el trabajo en beneficio de los más vulnerables es esencialmente justo y tiene como resultado la más plena libertad.
Si queremos elegir ser responsables hay que asumir el compromiso de fomentar siempre la tolerancia entre nosotros y el respeto por la dignidad humana, ya sea desde la academia, la creación de empresa, el servicio público o cada oficio que queramos desempeñar, pues en cada una de estas actividades debe estar en su centro el ser humano. Debemos también cuidar de manera responsable nuestra naturaleza y la diferentes especies con quienes compartimos este espacio de vida que llamamos planeta tierra.
Elegir ser responsable es el camino más difícil, ya que habrá muchos que no nos acompañarán y harán lo que sea por alejarnos de nuestro objetivo. A ellos les responderemos con más emprendimiento, con más oportunidades y por sobre todo con más libertad.
Querer ser responsable significa perseguir tu sueño, sea cuál sea, y que en ese camino, se despierte la pasión por alcanzar una sociedad más justa, un ciudadanía más comprometida y un Chile mejor.
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