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Columna de Beatriz Sánchez: La pasada

Es noticia hoy el caso de AC Inversions. Supuesta empresa de inversiones que era una estafa, creada para embaucar, ofreciendo lo que todos los entendidos señalan que es imposible, una alta ganancia estable y a todo evento, con retornos de 10 o 5 por ciento de lo invertido.

El foco no sólo se ha puesto sobre los estafadores, hoy presos y formalizados, sino también en los estafados. Son personas que invirtieron todo su capital y más, algunos pidieron millonarios créditos, con el sueño de ganar mucho en poco tiempo. Con el sueño de convertirse en millonarios, con el sueño de hacer una «pasada» a baja escala.

Y es cierto. Para confiar todos los ahorros hay que informarse, hay que leer la letra chica, hay que hacerse asesorar, hay que buscar lo confiable.  Pero… ¿los podemos juzgar? ¿Tenemos el derecho a preguntarnos por su ambición? ¿Podemos cuestionarlos por intentar «pegarle el palo al gato» y asegurar su futuro?

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Me explico y pregunto: ¿Es Chile un país de «pasadas»? ¿Es Chile un país donde el trabajo duro y responsable te puede asegurar un buen pasar, una buena vida, una buena jubilación?

Casos muy ventilados por los medios de comunicación como el caso Caval ¿no son acaso un ejemplo de cómo sobreviven algunos -personas con poder e influencia- de las «pasadas»? De hacer un negocio sin valor agregado donde se obtiene ganancia exhorbitante sin moverse del escritorio.

¿No hay ejemplos de sobra de personas que sin gran capital se transforman, luego de mover influencias -que tienen- en supermillonarios? Ya sea por especulación, por hacerse con empresas del Estado a precios mínimos, por engañar a los socios minoritarios, por aprovecharse de los que saben menos o están menos protegidos para salir ganando.

Hoy un técnico o un profesional medio, un obrero del salario mínimo ¿qué posibilidades tiene de hacerse rico? Es más, una familia que basa su sustento en sueldos que no superan los 500 mil pesos ¿tiene la esperanza alguna vez de vivir las bondades de este «Chile que brilla»?

Si ve permanentemente a través de los mismos medios de comunicación que hay otros que se llenan los bolsillos, de manera rápida, no necesariamente por el esfuerzo de su trabajo, ¿tiene el derecho a pensar que también le puede tocar? ¿Que también puede asegurar su vida arriesgando pero ganando?

En un país donde más del 50 por ciento de los chilenos no entiende lo que lee, donde la educación está en crisis, donde nunca estará cerca de ver una «danza de millones» ¿podemos exigirles que se informen? ¿Podemos exigirles que sepan qué están firmando?

Estos estafadores de AC Inversions saben dónde están parados. Entienden el país de injusticia en que vivimos. Y usan toda nuestra historia a su favor. Con la justicia de su lado, ya que sabemos que los delitos económicos en Chile, por grandes y feroces que sean, no significan altas penas de cárcel.

Es fácil cuestionar a los que «caen» en la tentación de una ganancia rápida. Pero qué ejemplo vemos todos los días donde la ganancia rápida, el abuso, la «pasada», existen y gozan de buena salud. Donde la trampa está presente. Donde no se castiga más que con una multa menor la «avivada» de una colusión de millones de dólares.

¿Puedo apuntar burlonamente al que busca un pedazo de esa ganancia rápida? ¿Al que cree que esta vez, sólo esta vez, le tocó a él y no a los mismos de siempre?

Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro

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