- Coordinador Mesa por un Nuevo Transantiago: “Todos los actores deben incidir en los cambios”
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Mañana 10 de febrero se cumplen exactamente 9 años desde que se implementó, en la primera administración de Michelle Bachelet, el controvertido sistema de trasnportes capitalino denominado como Transantiago.
Con muchas complicaciones en su etapa inicial, el sistema ha resistido innumerables críticas desde la oposición y el mundo intelectual, desde los usuarios y los trabajadores de la empresa, aunque hay que destacar que se ha avanzado en regularidad, frecuencia y cobertura, pero está pendiente la mejora en la calidad del servicio con respecto al estado de los buses, los tiempos de espera y las no detenciones de los choferes, una de las principales quejas de la ciudadanía. La autoridad de Transportes pertinente señala que estos cambios se concretarán en el nuevo proceso de licitación que se aproxima.
Y es que en 2018 vencerán los primeros contratos de los operadores del sistema, que representan un 60% de la flota de buses que tiene el sistema a través de las empresas Alsacia Express, Metbus, Redbus y STP Santiago. El vencimiento de los contratos representa una oportunidad real para rediseñar el sistema y lograr mejores niveles de eficiencia en el transporte público capitalino, y para lo cual el Gobierno creó la Secretaria Técnica para el rediseño de Transantiago, instancia dirigida por el ingeniero civil Carlos Melo, ex director de Desarrollo y Planificación del Ministerio de Transportes, quien accedió a explicar las principales claves de este proceso de reestructuración a Publimetro.
Melo señala que el principal objetivo de esta instancia es “liderar todo el trabajo en relación a los diversos cambios que se van a incorporar en los nuevos contratos que perarán a partir de 2018”. Para ello, destaca dos ejes fundamentales: “mejorar la calidad del servicio manteniendo el equilibrio financiero del sistema”.
Etapas del rediseño
Hay una primera etapa que está en desarrollo y que se trata de un “levantamiento de información”, que busca “recoger todas las ideas sin ningún filtro preestablecido (…) que vengan de los expertos, de los representantes ciudadanos y las organizaciones civiles, pero también de los propios usuarios”. Melo agrega que el plazo para el levantamiento de estas ideas es mayo de 2016, “porque luego viene la etapa de análisis, donde veremos qué impacto tendrán en la calidad del servicio, que es el ítem que más nos interesa, pero también qué impacto tienen en el financiamiento. Esto debería reforzarse fuertemente en el tercer trimestre de 2016”.
Posterior a ese análisis, aclara que se deben tomar las decisiones y “levantar una propuesta final para establecer cuál será la nueva estructura que tendrá el sistema, que sería la tercera etapa”. Esto debería estar listo a fines de 2016 para luego iniciar la tramitación administrativa del proceso de licitación y de las bases de los nuevos contratos de concesión, “que es un proceso largo que podría tomar un año a un año y medio”.
Nuevos operadores
Para Melo, la experiencia del sistema actual y también la de otros países demuestra que el tamaño de las empresas es un tema muy relevante. Y en ese sentido destaca que “los operadores más grandes son los que tienen mayores dificultades para entregar un buen servicio” Es por esto que “existe un consenso muy amplio en que hay que reducir el tamaño de los operadores y crear nuevas unidades de negocios, buscando agrupar los servicios de la forma más inteligente posible”. Para ello, una de las pretensiones es “atraer operadores extranjeros que tengan buena experiencia en sistemas de transporte público, como el caso de Brasil o México, donde además la ciudades presentan problemas bien parecidos a los nuestros. También buscar la participación de operadores europeos, como Francia, España o el Reino Unido, que han demostrado gran eficiencia”, para lograr “un salto de mayor calidad”.
Cambio de tecnología de pago
La actual tecnología de la tarjeta bip! es bastante antigua. Se inventó a principios de la década del 2000, por lo que “nos limita bastante en términos de seguridad en términos de qué modelos de negocios se pueden implementar”l, explica Melo, quien agrega que “un cambio de tecnología es absolutamente factible, para entregar un medio de pago que les permita a las personas acceder a nuevas posibilidades y nos permita a nosotros acceder a posibilidades que hoy no tenemos, y en ese sentido es de nuestro interés generar un nuevo medio de pago”.
Frecuencia, regularidad y calidad de los buses
Dos temas que son fundamentales: frecuencia y calidad de flota. En este punto, Melo reconoce que “la gran crítica que aún la gente le hace al sistema es la frecuencia, la regularidad y la detención en paraderos. Las personas aún tiene la percepción de que los buses no son suficientes y que no hay certeza sobre la hora que los buses van a pasar y que eso les impide programarse con anticipación”.
Es por eso que se buscarán “los incentivos y las herramientas tecnológicas que permitan mejorar en esos aspectos. Hoy todos los buses tienen GPS, pero lo que tenemos es más un sistema de monitoreo que de gestión, por lo que se requiere un sistema donde se programe la salida de los recorridos, donde se controle centralmente a los buses para que aceleren o frenen para mantener la regularidad, etc. Hoy no tenemos eso y ese es un salto que debemos dar”.
El otro foco tiene que ver con la flota. “Tenemos grandes problemas con buses en mal estado, más reclamos por mantención de buses, por el tema de los asientos o lo espacios en los buses oruga. Bueno, todo ese tema integral sobre el tipo de bus que queremos es un aspecto relevante. Porque es una importante oportunidad para renovar la flota y para establecer cuál va a ser el tipo de bus que se va a exigir en adelante”, concluye.
Participación y validación ciudadana
Para no cometer los errores del pasado, para abrir el debate hacia la ciudadanía y todos los actores involucrados, el director de la Secretaría Técnica destaca dos principios muy importantes: participación y transparencia. “Todo aquel que se sienta llamado a participar y a dar su aporte, tendrá el espacio para hacerlo, porque nadie es dueño de las buenas ideas y creemos que con un proceso de participación amplio, podemos recogerlas”.
Además de esto, “creemos que participar en el rediseño genera mayor apego, un sentimiento de pertenencia, y eso también es clave para evaluar el sistema como nuestro, para que haya un mejor comportamiento y lo cuidemos y valoremos como propio”. Para ello se establecería un proceso de participación temprana donde a través de alguna página web los usuarios puedan proponer sus ideas. Luego de esto, “tenemos en mente realizar un proceso de cabildos ciudadanos, donde podamos explicar que se está haciendo y podamos recoger las apreciaciones de la ciudadanía sobre los cambios que se proponen. Luego de estas dos etapas, realizar un proceso más formal de consulta pública para que la gente pueda revisar lo que se va a licitar y para que esas opiniones puedan ser incluidas en la propuesta final”.
El segundo principio fundamental tiene que ver con la transparencia y al respecto Melo destaca que buscan “ser absolutamente transparentes en el proceso de cómo se toman las decisiones y poner a disposición de la ciudadanía toda la información para que puedan entender el proceso de rediseño”.
Nuevo escenario en la infraestructura de transporte
Finalmente, es importante considerar que los cambios a los contratos y el ingreso de nuevos actores se dará en una ciudad que contará con dos nueva lineas de metro (la 3 y la 6) y donde también podrían estar implementados nuevos sistemas de transportes como el Teleférico Bicentenario o el Tranvía de Las Condes, lo que demandará una reconfiguración de la red de cobertura de muchos servicios. Es por esto que para Melo “es importante considerar este nuevo contexto dentro del diseño, sobre todo con aspectos que incentiven la intermodalidad y el uso del transporte público, porque el principal objetivo de esto es tener una ciudad donde moverse sea más fácil y más cómodo”.
Por lo tanto, para Melo existe plena consciencia de que “estos cambios se enmarcan dentro de un proceso más grande dentro de ese proceso es que se vuelve fundamental lograr que todas esas condiciones de intermodalidad se puedan producir, para que podamos tener una red más robusta que entregue más posibilidades a la gente y un mayor bienestar”.