Vetar o no vetar a Donald Trump. He ahí el dilema al que se enfrenta este lunes el Parlamento británico, obligado a debatir si el candidato republicano puede entrar en el país. 573.987 personas, 573.987 voluntades, 573.987 firmas. Esta es la cifra de rúbricas que ha llevado al Parlamento británico el dilema sobre si vetar o no vetar a Donald Trump en Reino Unido. Este lunes, los diputados deberán decidir si el candidato republicano es declarado persona ‘non grata’ en la isla europea después de la iniciativa impulsada por la periodista Suzanne Kelly tras las declaraciones del estadounidense en relación a la prohibición de entrada en el país a todos los musulmanes.
“Sus comentarios pidiendo la prohibición de entrar a todos los musulmanes a América son intolerables. Si un predicador dijera algo así, se le prohibiría la entrada al Reino Unido por comentarios racistas”, dijo el exministro escocés Alex Salmond en relación a la propuesta del republicano. Pero no todos los políticos han querido entrar a valorar sus declaraciones. David Cameron, primer ministro británico, ha preferido eludir el tema y no ha hecho declaraciones al respecto.
A pesar de ese velo que pretendía instalarse después de las palabras de Trump, el Parlamento británico se ha visto obligado a tenerlas en consideración. Según las leyes del país, cualquier petición popular que supere las 100.000 firmas debe ser debatida por los diputados. “Si el Reino Unido continúa aplicando el criterio de ‘conducta inaceptable’ a aquellos que quieran cruzar sus fronteras, el principio debería ser aplicado justamente tanto a los pobres como a los ricos, a los débiles como a los poderosos”, se escribe en el texto que se leerá al inicio de la sesión.
“Los poderes de exclusión son muy graves y no se utilizan a la ligera. El ministro del Interior utilizará estos poderes cuando esté justificado y con base en toda la evidencia disponible”, han contestado desde fuentes del Gobierno a la petición iniciada por Kelly. Cuando la periodista lanzó la campaña no se imaginaba la repercusión que iba a tener. “Pensé que como mucho lograríamos unas pocas miles de firmas, pero la reacción fue abrumadora y pronto llegamos a las 400.000”, dijo en un artículo para la revista «Time».
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