Esta noche, Universidad Católica tiene una gran oportunidad de acallar las críticas que hacen alusión a que su dominio en el medio local no se traspasa a nivel continental. Desde las 22:00 horas, la UC recibirá a Atlético Nacional en San Carlos de Apoquindo, donde necesita ganar para asegurar su clasificación a los octavos de final de la Copa Libertadores después de diez años.
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La última vez que los cruzados superaron la fase de grupos fue en 2011, con Juan Antonio Pizzi sentado en la banca. En esa edición ganaron su zona y avanzaron hasta cuartos, donde quedaron eliminados a manos de Peñarol, con los errores de Paulo Garcés en la retina de los hinchas.
Desde entonces, la «Cato» participó cuatro veces en el torneo de clubes más importantes de Sudamérica, sin mayor suerte. En 2012 y en 2017 remató colista en su grupo, mientras que en las dos últimas versiones terminó tercera, en ambas con siete puntos.
Ahora podría bastarle un empate para sellar su boleto hacia la ronda de los 16 mejores, aunque todo indica que no sería suficiente, ya que, a la misma hora, un Argentinos Juniors ya clasificado y probablemente reservando a varios de sus titulares, visitará en Uruguay a un Nacional que saldrá a jugarse la vida. Por eso, una igualdad de la “Franja” contra los colombianos podría repetir lo ocurrido en los últimos dos años, pues las siete unidades podrían mandarla nuevamente a la Sudamericana, un premio de consuelo que no parece satisfacer en la precordillera, dados los éxitos domésticos recientes.
En el lustro más laureado en la historia del club, con cinco títulos nacionales desde el 2016 en adelante, la palabra “deuda” ha estado asociada constantemente a “internacional”. Hoy, pese a las sensibles bajas del arquero, del capitán y del goleador, la UC espera empezar a saldarla.
