En medio de la crisis social que golpea al país desde hace más de un mes, el fútbol chileno sigue paralizado pese a los infructuosos intentos de la ANFP por tratar de reprogramar el regreso de la actividad.
Tras los serios incidentes que provocaron algunos miembros de la Garra Blanca en el estadio Bicentenario de La Florida y que obligaron a suspender el duelo entre Unión La Calera y Deportes Iquique, el directorio de la ANFP citó de urgencia a un Consejo de Presidentes para zanjar de una vez por todas cuál será el futuro del Campeonato Nacional 2019.
Una de las propuestas que presentó Rodrigo Robles, gerente de ligas profesionales de la ANFP, fue unificar las dos principales divisiones del fútbol chileno para dar paso a una especie de «Superliga» que integren los dieciséis clubes Primera División y Primera B.
Con 32 clubes en competencia, en una misma división, la propuesta del directorio incluía un sistema de cuatro descensos y dos ascensos por año, con el fin de que en ocho años, volvieran a quedar dos categorías con dieciséis clubes cada una.
La propuesta generó la indignación de la mayoría de los clubes de Primera División quienes rechazaron la idea y complicaron aún más el escenario. Incluso, según informaron desde el interior del hemiciclo a El Gráfico Chile, varios dirigentes abandonaron la sala e incluso, algunos, como Juan Tagle, presidente de Cruzados, exigió el fin del Consejo ante la molestia generalizada.
A esta hora, el Consejo continúa su debate, muy lejos de llegar a un acuerdo por el regreso del fútbol chileno…
