La dirigencia de Blanco y Negro y el entrenador de Colo Colo, Mario Salas, estaban dispuestos a contratar a un segundo refuerzo para afrontar la segunda rueda del Campeonato Nacional. Por lo mismo, el gerente deportivo, Marcelo Espina, manejó un par de nombres que fueron ofrecidos: Bryan Rabello y Leonardo Valencia fueron los que más sonaron.
Justamente el nombre del jugador del Botafogo fue el que más interesó en Macul, tanto a la dirigencia como al técnico. Sin embargo, las negociaciones no llegaron a buen puerto por dos motivos: la alta cláusula de salida del volante y su sueldo, ya que gana más de 40 millones de pesos mensuales.
En ByN estaban dispuestos a escuchar una propuesta del jugador, ya que la presión por desprenderse de Valencia venía desde Brasil, pero ésta nunca llegó. Incluso, los dirigentes del Botofago expresaron que estaban dispuestos a dejarlo partir, pese a que, en principio, exigían la cláusula de salida de dos millones de dólares.
A eso se suma el alto sueldo del jugador y el déficit económico con el cual se encontró Aníbal Mosa en su retorno a la presidencia. Por lo mismo, no se justifica una alta inversión cuando las arcas de la concesionaria están exiguas.
A un día del cierre del libro de pases, en la directiva optaron por dar por cerrado el plantel y no irán por ningún otro jugador. Dicha decisión fue consensuada con el Comandante, quien compartió la medida.
Con esto, el argentino Iván Rossi, quien llegó a préstamo por 200 mil dólares tras la lesión de Carlos Carmona, será el único refuerzo para la segunda parte del año en Colo Colo.