Natalia Campos fue la capitana y principal referente del plantel femenino de Universidad Católica durante las últimas temporadas, pero dejó el club en el que estuvo 11 años con apenas dos partidos disputados en la cancha principal de San Carlos de Apoquindo durante toda su etapa como cruzada.
En medio de la campaña «Que las cruzadas jueguen en San Carlos«, que busca que el plantel adulto femenino de la Franja dispute sus partidos del Campeonato Nacional en la cancha principal de la precordillera, se produjo el salto de Campos al Fundación Albacete, club que en la temporada 2019-2020 competirá en la segunda división de España.
Por eso, en su adiós de la UC, la seleccionada nacional cuenta que se va con la pena de no poder disputar los partidos que las cruzadas tendrían agendados en el estadio para el presente año. «Es súper rico jugar en San Carlos. Yo tuve la oportunidad de jugar dos veces en el estadio, es importante, sé que están planificados unos partidos para este año, creo que serán tres, a mí me da pena no haber alcanzado uno, pero sé que están planificados unos partidos», contó.
Eso sí, la arquera de 27 años dejó en claro que «de preliminar es difícil por el tema de espacio de camarines, porque si es así se necesitan cuatro camarines y en San Carlos sólo hay tres. Obviamente es complicado tener a los cuatro equipos ahí, pero jugar en el estadio se va a hacer».
Pero para Campos hay un elemento más importante que debe resolver el elenco comandado por Ronnie Radonich más allá de la localía. «El fútbol femenino de la UC viene de un proceso de cambio y necesita afirmarse bien como equipo para poder brindar un buen espectáculo a la gente que vaya a ver. Que la gente siga apoyando y dando apoyo en más partidos, pero lo primero es afirmar el equipo, dar un buen partido y obviamente quedarse con los puntos si se está jugando en casa«, estableció.
Mientras que sobre su nuevo desafío en España, la arquera que recientemente se tituló de enfermera comentó que «me pidieron el año pasado desde el Albacete, pero yo estaba iniciando mi internado clínico, no podía irme, estaba a la vuelta de la esquina mi título, por lo que tuve que rechazarlos. Pero este año vinieron otra vez, les pedí perdón por lo del año pasado, y me entendieron. Para mí es súper importante, algo que quería hace tiempo».