Brasil sufrió bastante en su duelo de este viernes frente a Costa Rica por el Grupo E del Mundial y uno de los jugadores más afectados de este tormento fue la estrella máxima del Scratch, Neymar. A pesar de los constantes intentos que tuvieron los pentacampeones en el área de los Ticos, les costó mucho definir en el arco de Keylor Navas y la desesperación se apoderó de los cracks brasileños.
Ante ese escenario, uno de los más alterados dentro de la cancha fue Ney. El atacante del Paris Saint Germain fue protagonista de constantes piscinazos y reclamos contra el árbitro holandés Bjorn Kuipers, quien, incluso, se aburrió de la actitud altanera del ariete y no dudó en colocarle tarjeta amarilla por sus rabietas vividas en el terreno de juego.
A pesar de esa enemistad con el juez del partido, la desesperación de la igualdad 0-0 ante Costa Rica hizo que Neymar, cuando corrían 76 minutos, magnificara una falta cometida por el costarricense Giancarlo González. Ante la caída del crack brasileño, el árbitro Kuipers no dudó en cobrar inmediatamente el penal. Pese a esa decisión, desde la cabina de videoarbitraje (VAR) le pidieron al juez central que revisara nuevamente la jugada, ya que para ellos no era falta y sólo se trataba de un evidente «piscinazo» del delantero.
Bajo esa consigna, Kuipers hizo caso a sus colegas del VAR y quedó en la historia del Mundial de Rusia 2018 al convertirse en el primer juez al que le revocan una decisión tan importante desde la cabina de videoarbitraje.
Pese a eso y las críticas por sus constantes simulaciones, Neymar se pudo reivindicar al final del compromiso tras convertir, a los 97, el 2 a 0 definitivo de Brasil ante Costa Rica.