El Gráfico Chile

Bolivia vivió las dos caras de la moneda en su recibimiento al Dakar 2018

Por Gonzalo Pérez Amar, enviado especial a La Paz

La llegada de la caravana del Dakar a La Paz no fue como esperaba la organización ni tampoco el gobierno comandado por Evo Morales. Después de un viaje de más de una hora en un avión Hércules de la fuerza aérea boliviana, una parte de la comitiva llegó desde Arequipa a la ciudad boliviana. En tres buses, periodistas, miembros de la organización y jueces, comenzaron su trayecto desde el aeropuerto hasta el campamento de La Paz, ubicado en el Colegio Militar.

Pero mientras los vehículos avanzaban por las calles, la policía los detuvo y avisó a la gente de ASO, empresa a cargo del Dakar, que más adelante había una manifestación y no era seguro seguir el recorrido.

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En la plaza San Francisco de La Paz, millares de personas protestaban contra el gobierno de Evo Morales y pedían la derogación del Código Penal. Con cánticos con el Presidente y la presencia del Dakar en la ciudad, cortaron el tránsito e, incluso, tuvieron enfrentamientos con la policía.

Después de más de dos horas de espera y con las manifestaciones bajando en intensidad, los buses pudieron seguir su recorrido. No sin antes recibir el repudio de las personas que estaban protestando, quienes pifearon a la comitiva y gritaron fuerte y claro «no queremos Dakar, carajo».

El cambio de panorama

Tras ese momento de tensión, los buses siguieron su camino y la situación cambió abruptamente en sólo un par de cuadras. El público en las calles fue creciendo mientras más cerca estaba el estadio Hernando Siles de La Paz, lugar donde se instaló un escenario para el paso de los pilotos, y los afectuosos saludos a la caravana se manifestaron tal como en las cercanías del aeropuerto El Alto.

El clima de fiesta por la llegada del Dakar se sintió en La Paz y así lo sintieron los pilotos, quienes fueron recibidos como héroes en la altitud boliviana. Con mucho público y gran expectativa, las personas llenaron el podio instalado en el estadio y también se agolparon en las calles para brindar su cariño a los competidores.

El panorama se repitió en el Colegio Militar, donde las personas aplaudieron a cada uno de los pilotos que llegaba al campamento para iniciar el día de descanso. La Paz tuvo las dos caras de la moneda.

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