Pareciera que la historia de la llamada «cenicienta» de la Premier League ya terminó. Ocho meses después de conseguir contra todo pronóstico el histórico título por primera vez en su historia, Leicester vive sus peores momentos desde que retornó a la máxima categoría del fútbol inglés.
Los Foxes marchan en el puesto 16 de la liga inglesa en la actual temporada, con 21 puntos, y cuando quedan 15 jornadas por disputarse, están sólo dos unidades por encima de la zona de descenso. Además, Claudio Ranieri, elogiado por lograr en 2016 una coronación que parecía imposible para cualquier hincha del equipo que preside el tailandés Vichai Srivaddhanaprabha, ahora es cuestionado por sus decisiones tácticas y también criticado por uno de sus propios jugadores.
Uno de los puntos más importantes de las críticas es la solidez defensiva que han mostrado, el rasgo más característico del Leicester campeón. En la pasada campaña, los Foxes recibieron 36 anotaciones en las 38 fechas de Premier, mientras que en la actual temporada han recibido 38 golesen 23 partidos, pese a que la defensa es la misma.
«Estoy preocupado. La pasada temporada todo era perfecto, pero ahora no. La primera chance que tienen los rivales, nos anotan. No me pone contento que mi equipo no reaccione. Pueden anotarnos, pero quiero ver que mis jugadores siempre reaccionen», aseguraba Ranieri a fines de septiembre de 2016.
Y el italiano todavía no puede arreglar ese problema. Ha mantenido el fútbol de contraataque en la actual campaña y a pesar de que 10 de los 11 titulares de la temporada anterior siguen formando la base del plantel -sólo se fue N'Goló Kanté- los Foxes no han podido jugar como en el histórico título.
«El entrenador ha persistido con un sistema que ya no funciona y me pregunto hasta cuándo tendrá Ranieri para revertir la situación», afirmó el analista inglés Paul Wilson en The Guardian.
Pero la baja del nivel de Leicester no sólo está en la defensa, sino que también en el ataque. Los bajos niveles individuales de los dos jugadores más importantes en ofensiva, Riyad Mahrez y Jamie Vardy, han repercutido directamente en el rendimiento del equipo. El argelino ha jugado 21 partidos en la actual Premier y sólo ha anotado 3 tantos y completó 3 asistencias, mientras que en la campaña pasada, en 37 encuentros, el africano logró 17 tantos y 10 asistencias. El atacante inglés, en tanto, ha marcado 5 goles en 20 partidos de liga, lejos de su registro de la temporada 2015-16, donde anotó 24 tantos.
Ranieri no sólo ha tenido problemas dentro de la cancha con sus jugadores, sino que también fuera. En las últimas semanas, el estratega de 65 años ha sido blanco de las críticas de Leonardo Ulloa, delantero argentino de los Foxes, quien arremetió contra el entrenador por no dejarlo irse a otro equipo.
«Con todos los respetos para los seguidores del Leicester, me siento traicionado por Ranieri y decepcionado con el club, así que no jugaré más con ellos. No puedo entender la situación ¿Por qué no me dejan continuar jugando al fútbol en otro lugar?», disparó el argentino.
«Todos nos hemos dado cuenta de la mala campaña de Leicester y creo que la relación de Claudio Ranieri con sus jugadores marcará el destino del equipo en el resto de la temporada», sentenció Sam Wallace, analista de The Telegraph.
De todas formas, el elenco inglés ha tenido otra realidad en Champions League, competición donde logró sus mejores partidos y donde deberá enfrentar a Sevilla el próximo 22 de febrero por el partido de ida de los octavos de final.
En el torneo continental, Leicester salió primero de su grupo con 13 puntos, superando a Porto, Brujas y Copenhague, con cuatro victorias, un empate y una derrota.
El equipo dirigido por Ranieri terminó de vivir su cuento de fantasía luego de coronarse con la Premier League 2015-16 y hoy está hundido en la liga inglesa, cada día más cerca de la zona roja. Los Foxes tienen 15 partidos para demostrar lo que fueron hace ocho meses, con el mismo técnico y con prácticamente todo el equipo que fue campeón. De no mejorar, Leicester podría volver a la segunda división, categoría en la que ha estado casi toda su historia.