Hace cinco años atrás Hannah Dickenson les pidió a sus padres conversar porque tenía algo serio que comentarles: tenía un cáncer terminal y la única forma que tenía para combatirlo y revertir el desolador panorama era realizarse un tratamiento en Tailandia y Nueva Zelanda.
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Obviamente, la noticia devastó a sus progenitores, especialmente cuando ella les dijo que necesitaba 30 mil dólares para poder costear todo, ya que no tenían ese dinero.
Por lo mismo, iniciaron una campaña a la que se sumaron los familiares y amigos de la joven, además de personas anónimos que se sintieron tocados por la historia. Incluso, un hombre que tenía cáncer y logró vencerlo tras un agotador tratamiento, fue quien efectuó la donación más cuantiosa: US$7.750.
Al final, sumó 32 mil dólares, algo así como 19 millones de pesos. Así que logró dejar Australia y emprender rumbo a Tailandia, la primera parada para iniciar el tratamiento.
Sin embargo, Hannah no tenía cáncer, sino que todo fue un engaño para darse la gran vida. Apenas llegó al país asiático empezó a gastar todo el dinero en drogas, alcohol y darse vacaciones eternas.
Pero toda la preparación que tuvo en su mentira no la tuvo en cómo saber mantenerla. Esto porque la gente comenzó a extrañarse al ver las fotografías que subía Dickenson a redes sociales. En Facebook era común ver las imágenes de la joven de 19 años en fiestas con copas de alcohol en sus manos.
Por lo mismo, una de las personas que donó dinero llamó a la policía para reportar el caso. Ellos iniciaron una investigación y llegaron a la verdad, descubriendo que todo era una mentira, lo cual quedó aún más claro cuando la joven volvió a su Australia natal, trabajando como agente de bienes raíces en Melbourne.
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Finalmente tras cinco años, según consigna NY Post, Hannah fue encarcelada tras ser condenada a tres meses de prisión, 150 horas de servicio comunitario y un tratamiento contra las drogas.