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¿Manipulación de datos?: detectan resultados falsos en estudio que vinculaba las vacunas y el autismo

“Metimos la pata”, así de tajante fue la declaración de los investigadores de la Universidad de British Columbia, en Canadá, para anunciar que el documento en que se vinculaba el aluminio en las vacunas con casos de autismo en ratones, contaba con datos falsos.

Por lo menos esa es la tesis que sostiene el co autor del documento, doctor Chris Shaw, quien además alegó que las cifras publicadas en el sitio web del “Journal of Inorganic Biochemistry” fueron alteradas deliberadamente antes de su publicación.

El texto de los académicos de la universidad canadiense había sido utilizado por los movimientos anti vacunas para reafirmar su teoría del daño que causan los componentes de este tipo de medicamentos en las personas.

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Pero la polémica por el estudio va más allá e involucra a la universidad y el laboratorio que debía resguardar la investigación.

Al respecto, el doctor Shaw manifestó a la cadena CBC que no hay forma de saber “por qué» o «cómo» fueron modificados los textos publicados del estudio.

El artículo buscaba resolver los efectos que tienen los componentes de aluminio de las vacunas con las respuestas inmunes en los cerebros de los ratones, resultados que fueron publicados en línea el pasado 5 de septiembre y que aparecerían en la versión impresa  en el mes de diciembre.

En sus conclusiones el doctor Shaw junto a Lucija Tomljenovic, afirmaban que el aluminio había activado “respuestas consistentes con las del autismo” en el cerebro de los sujetos de estudio.

Pese a los resultados del análisis, el texto fue resistido por algunos integrantes de la comunidad científica e incluso hubo quienes tildaron el trabajo como “pseudociencia contra la vacuna”.

Luego de que el documento apareciera en la web, en el sitio PubPeer, una base de datos para examinar artículos científicos, usuarios manifestaron en una primera instancia que los datos parecían haber sido alterados y cambiados por un anterior trabajo de Shaw y Tomjelovic, escrito en 2014.

Tras esos comentarios, el propio co autor de la investigación pidió revisar el documento. Una vez detectado el error, el académico pidió una retractación de la revista y notificó a la universidad.

Sin embargo, el laboratorio de la universidad no puede hacer una revisión del trabajo, porque las muestras ya no se encuentran en el campus.

“No creemos que las conclusiones estén en riesgo aquí, pero debido a que no sabemos, pensamos que es mejor retirar el trabajo», dijo el investigador.

«Siempre tuvimos la impresión de que, según nuestra visión de los datos originales hace un par de años y nuestro posterior análisis de estos datos, todo estaba bien», dijo en sus descargos Shaw.

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«Uno lo revisa dos veces en varias etapas del proceso, pero en el momento en que las miró lo suficiente y realizó varios análisis sobre ellas, tiende a creer que tienen razón”, agregó.

¿Dónde están los datos?

Para el coautor del estudio rectificar el problema es casi imposible, considerando que los datos están en China, en manos de un analista que trabajó con el equipo.

No obstante, el académico ve con poca esperanza que se salve su trabajo, aún si realizan una nueva revisión, por lo que afirma que lamentablemente y pese a todo el esfuerzo realizado “este documento está muerto”. 

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