Su historia recorre la misma línea de muchos de nuestros entrevistados. Estudiar una carrera universitaria, avanzar en buenos puestos de trabajo y llegar a una excelente compañía y concretar una carrera. Así lo hizo Camila Ulriksen.
Tras 8 años en la agencia de publicidad J. Walter Thompson, en la cual estuvo a cargo de marcas como Unilever y Kodak, ingresó a Disney Company en enero de 1998, y comenzó su exitosa labor en una de las principales marcas de entretención a nivel mundial.
En Disney Camila se desempeñó como Senior Marketing Manager del cono andino de América del Sur, en la cual estuvo a cargo de todos los productos de consumo de Disney en retail, como supermercados y malls. Ropa, cuadernos, zapatillas, mochilas, lápices, cremas, shampoo, cereales y otros productos estaban a cargo de Camila, lo cual implicaba conciliar la marca de Disney y su perfecta orientación, distribución y puesta en retail de cara al cliente.
Pero en el año 2016 sintió que debía explorar nuevos rumbos. Habían sido años de mucho trabajo, con fines de semana incluidos, y ya estaba en la idea de poder disfrutar a su familia y administrar su tiempo libre de otra forma. Para ella fue clave ingresar a estudiar un programa práctico del desarrollo de una empresa y/o emprendimiento, como fue el que realizó en Go PlanBe.
En Go PlanBe, Camila tuvo la fortuna de estudiar con compañeros como abogados, ingenieros, los que la orientaron, alentaron y convencieron de crear su propio negocio: Paper Dot.
“Por años fui a reuniones con destacados ejecutivos de compañías que tenían muy buen computador y muy buen celular, pero siempre notaba que el cuaderno o agenda no era muy bueno. Por lo general era un cuaderno que les habían regalado y ahí sentí que Paperdot podía capturar esa necesidad y me propuse armar mi reseteo”, cuenta Camila.
Su primera idea fue tener la tiende de forma física, pero el estallido social y la pandemia le frenaron su plan. Pero no cesó, y armó su canal de venta online con el gran desafío de vender productos como cuadernos, lápices, agendas y otros, sin que el cliente pudiera mirarlos y tocarlos. “Sentía que era muy complicado ese ítem, pero me esforcé mucho en las descripciones de cada artículo y que las fotos pudieran responder todas las dudas”, comenta Camila.
“Hoy la gente tiene mucho más tiempo para escribir, reflexionar y darle vida a la escritura, y para eso los clientes necesitan preciosos productos para poder escribir”, sentencia Camila.
