Este miércoles a mediodía se presentará «Pantalla viva: 40 años de teleseries chilenas», libro de las periodistas Soledad Gutiérrez y Carmen Rodríguez. La presentación será en el GAM, y tendrá a los actores Paola Volpato y Álvaro Espinoza contando sus experiencias en teleseries.
El trabajo, que acompaña la exposición fotográfica «Pantalla Viva» seleccionadas por Claudia Gacitúa, tiene entrevistas a 16 actores que recorren la historia de las 40 teleseries clave de las últimas cuatro décadas.
El inicio es con «La madrastra». «Se estrenó en 1981 y es el hito fundacional de las telenovelas en Chile porque si bien antes se realizaban teleseries, no había una producción continuada», explica Gutiérrez sobre la elección.
Respecto a la motivación tras este trabajo, Rodríguez explica: «Hay un interés personal, desde haber visto desde chicas las teleseries, y profesional, por haberlas investigado, que felizmente se juntó con un proyecto de la Fundación Gestionarte de Chile Actores para el que fuimos convocadas».
La evolución de las teleseries
Gutiérrez dice que al hacer su investigación para este libro pudieron notar los cambios que ha habido en las producciones locales dentro de las cuatro décadas analizadas. «Las teleseries evolucionan de manera notable entre los 80 y los 90 en ritmo televisivo y reflejo social. En términos de escritura hay altos y bajos. Dentro de los aportes, al comienzo hay grandes guionistas como Moya Grau y Vodanovic, que venían de otros mundos, y después surgen los escritores que se forman para el género, como Pablo Illanes y Sebastián Arrau».
Explica que también ha habido cambios en cuanto a otras áreas. «La actuación va evolucionando al ganar en naturalidad y en la manera que refleja a chilenas y chilenos. También se ha visto una evolución en los temas que tocan las teleseries. En los años 80 y 90 hubo muchas restricciones para los guionistas a la hora de abordar temas sociales o los llamados temas valóricos de un modo más realista. En las últimas décadas, en cambio, se ha visto, sobre todo en las teleseries nocturnas, una mayor libertad para abordar temas de corrupción política y abusos de poder, y una mayor apertura para temas que tienen que ver con la sexualidad».
El avance también se ha visto en los distintos horarios. «En las teleseries de la tarde, más familiares, ya no hay problemas para reflejar la diversidad sexual. Eso sí, hay un deterioro en los últimos años en los presupuestos y en la cantidad de producciones que se realizan, lo que redunda en las mismas historias y en la propuesta que se realiza al público», dice Gutiérrez.
En cuanto al rol de las teleseries dentro de la cultura de un país, Rodríguez explica: «Creemos que las teleseries cumplen un rol importante dentro de la cultura de un país porque, de alguna forma, intentan ser el reflejo de una sociedad determinada. El público las sigue porque se siente identificado con estas historias. Es cierto que son productos creados para la industria de la entretención, pero para llegar a las audiencias buscan identificarlas. Y ahí están estas historias que van a reflejar, de algún modo, los problemas que estamos teniendo como sociedad y también las cosas nos importan y qué nos emociona. Podrán ser cursis y bizarras, pero son el reflejo de un momento. Y, con el tiempo, serán representativas de una época».
El libro está editado en versión digital y se puede acceder a él en este link.