Durante su participación en el programa Sigamos de Largo, la boxeadora y campeona del mundo, Crespita Rodríguez, habló sobre la delicada operación a la que se sometió para extraer un tumor cervical. La intervención se realizó el pasado 11 de marzo, y actualmente se encuentra recuperada.
«Gracias a Dios salió todo muy bien. Estoy de pie, que era lo que más me daba susto, porque igual era un tumor cervical que comprometía el 80% de mi médula, y podía traer demasiados riesgos. Si no me operaba, era terminar en lo mismo: tetraplejia», dijo en conversación con Fran García-Huidobro y Maly Jorquiera.
Consultada sobre cómo descubrió que tenía un tumor, Crespita Rodríguez aseguró que no se lo esperaba. «Yo iba a competir el año pasado en octubre, que fue el estallido social, que se traía un evento de kickboxing de Brasil, y yo iba como pelea a combate estelar», recordó.
«Yo no sentía ningún dolor, nada. Desde el año antes pasado, venía con un problema en las escápulas, que me estaban tratando en Meds y todo. Tenía un problema por mi postura, me lo trataron y todo bien. Y post combate, que no se hizo, a la semana empecé con muchos dolores. Empezamos a tratarlos, me atendió Claudio, que es mi kine, y me empezó a preguntar si sentía hormigueo en los brazos, en las piernas, y yo le dije que no», agregó, indicando que los deportistas no suelen prestarle atención al cuerpo, debido a que están acostumbrados a sobreexigirse.
Sin embargo, el dolor se volvió tan fuerte, que incluso no la dejaba dormir. «Fui, me hicieron una resonancia el mismo día, y al otro día estuvieron los resultados. Me llamaron que tenía que ir urgente, y ahí me dejaron caer la noticia», contó.
«En eso me dice (el médico) ‘esto es urgente, hay que operarte urgente porque tienes un tumor'», dijo sobre el momento en que recibió el diagnóstico. «Cuando el médico me da esta noticia, va y me dice ‘mira, yo creo que por algo no pasan las cosas, por algo no competiste, porque pudiste haber quedado tetrapléjica con el movimiento'», reveló.
Sobre el tumor, indicó que «era bastante grande, porque me comprometía dos vértebras y el 80% de la médula». «Entonces para él siempre era la cirugía con prótesis, o sea, colocar pernos, fijar la columna… Y dejar el implante era obviamente no volver a competir», agregó.
