Uno de los íconos de la canción popular latinoamericana, abanderado de la cultura de nuestro país desde la pasión y desamores del bolero, falleció este martes 13 de noviembre. Y el mundo de la música llora a Lucho Gatica, el «Rey» de la canción romámtica, nacido el Rancagua el 11 de agosto de 1928.
Gatica dejó una impronta monumental en el alma de todos los enamorados de habla hispana, independientemente de su edad. Tras superar una infancia difícil luego de la muerte de su padre, en un hogar de siete hermanos, Lucho siempre siguió los impulsos de su vocación de vida que era cantar.
Mientras estudiaba la carrera de técnico en mecánica dental, Gatica dejaba escuchar su voz en los principales programas de radio de Santiago, pero su talento natural le llevaría a internacionalizar su carrera a mediados de los años 50 del SXX.
«En 1956, inició una gira al exterior que lo llevó a Venezuela. En 1957, Gatica decidió mudarse a México, país que cobraría gran importancia en su vida. Allí lanzó `No me platiques´, `Tú me acostumbraste´ y `Voy a apagar la luz´, este último lanzado en 1959», se puede leer en la red Wikipedia.
Personaje de leyenda
Pero la carrera de Gatica está vinculada, de manera indefectible a la frase «Reloj, no marques las horas, porque voy a enloquecer», himno de quienes llevaban serenatas a la amada.»Se hizo tan famoso, que hasta la mirada turquesa de Ava Gardner pidió silencio al público, porque quería escuchar al señor Gatica, en un lujoso club de Acapulco, donde las stars de Hollywood iban a dorar sus esplendores», escribió el irreverente escritor Pedro Lemebel.
Cantantes de la talla internacional de Luis Miguel le deben a Gatica, la magia de su repertorio y así compartirlo con las generaciones que no tuvieron la oportunidad de verlo alternar con Olga Guillot, Celia Cruz, Elvis Presley, entre otras grandes luminarias.
A tal grado llegó la influencia de Gatica, que en sus libros «La Tía Julia y el escribidor» y «La Fiesta del Chivo», el Premio Nobel Mario Vargas Llosa, le dedica sendos pasajes.
Quien cantara «Yo vendo unos ojos negros, quien me los quiere comprar», culminó su ciclo vital con honores, siendo un embajador de la chilenidad en los grandes escenarios del mundo.