En el episodio final de la última temporada de «Vértigo», que fue emitido a fines de junio, Daniel Alcalino, caracterizado de su ppopular personaje Yerko Puchento, aseguraba que «esta noche se acabó Yerko». «Se acabó, porque yo también tengo corazón. No quiero seguir gastando balas en chanchos que no dan manteca. No quiero más debates con tarados», dijo al aire. El jueves en la noche, durante el lanzamiento de las teleseries de Canal 13, «Pacto de sangre» y «La reina de Franklin», en la que actúa, dio algunas señales del futuro del personaje.
«Siempre al final de las temporadas dejamos su final ahí, este fue el año más polémico», confesó. Alcaíno afirmó que tal como todos los años, la continuidad del personaje está sujeta a evaluación. «El país cambia, las redes sociales influyen. No sé lo que va a pasar el próximo año. Yo tengo contrato po una teleserie o serie, más un estelar, ya sea “Vértigo” o el que lo reemplace», explicó el actor.
Pese a la condicional que pone al futuro de Yerko Puchento, no le cierra la puerta a la posibilidad de ser parte de algún programa satélite del Festival de Viña, que ahora tienen a cargo Canal 13 y TVN. «No está en mi contrato. Si lo estaba, antiguamente, estar en la ‘La movida del Festival’. Habría que conversarlo. Incluso deja abierta la opción de subirse a la Quinta Vergara, asegurando que «hay posibilidades». «Hay que evaluarlo. A mi no me dan miedo los escenarios. Me encanta. Pero hay que ver dónde voy. Si voy después de Luis Miguel, obvio que no», dice riendo.
Demanda de Sebastián Dávalos
El actor cuenta que se enteró el día en el que realizaban la grabación del spot de «La reina de Franklin», la nueva apuesta de las 20:00 horas de Canal 13, en la que comparte protagónico con Javiera Contador, Claudia Di Girolamo y Francisco Pérez-Bannen. «Tenía muchas llamadas perdidas. Es un tema que maneja el canal, porque los libretos son aprobados por el canal. Obviamente, si yo digo algo que está fuera del libreto, ahí tengo que yo acudir a tribunales. Pero yo estoy tranquilo porque siento que es un personaje que tiene 17 años de humor», dijo sobre la demanda.
Pero no se quedó ahí y, con humor, reflexionó sobre el riesgo de hacer «humor con nombre y apellido». «Cuando una persona asume el reto de tomar un cargo público, en este caso el de Primera Dama, porque ese era el cargo que él ostentaba, libre de honorarios, y cuando su conducta no se condice con Contraloría e Impuestos Internos, los humoristas de turno, en mi caso Yerko Puchento o, antiguamente, la revista ‘Topase’ o Manolo González, incluso en Dictadura, siempre se rieron del poder. Es una labor del bufón. Nosotros sentimos que hacemos una crónica y hablamos de lo que sucede. Tomamos el riesgo, hace muchos años, de hacer humor con nombre y apellido. Eso son los riesgos y los corremos. Nosotros no lo catalogamos de culpable o no. Lo que le molesto fueron los adjetivos que usamos para nombrarlo. Eso quiere decir que el personaje tiene llegada, potencia. Le da prestigio al personaje», concluyó.