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Julian Casablancas se olvida de The Strokes y agranda su leyenda en Chile

Julian Casablancas se desprendió de la alargada sombra de The Strokes y agrandó su leyenda en Santiago de Chile con un concierto en el que demostró que su carisma trasciende de bandas, etiquetas y estilos de música.

El vocalista de la banda neoyorquina cambió de compañía y se presentó en el pequeño club Amanda de la capital chilena con su proyecto en solitario, Julian Casablancas & The Voidz, inmersos en su gira ‘Hollywood Bolívar Tour’ -todo un guiño al continente americano- con la que recorrerán Colombia, Chile, Brasil, Argentina y Uruguay.

¿Y cómo sacudirse la presión que ejercen en su carrera los Strokes, la banda con la que revivió el panorama del rock alternativo en 2001? Casablancas, que siempre fue un tipo peculiar, eligió su propia manera y comenzó el concierto tarde, haciéndose esperar para aparecer después enfundado en chaleco de cuero y gafas de sol.

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Y empezó el repertorio que despliega con The Voidz, que para nada van justos de talento: sonó ‘We’re where we were’ y le siguió ‘Father Electricity’, dos buenos temas deslucidos por la acústica del local, bastante precaria.

Los componentes que acompañan a Casablancas son viejos conocidos del mundo de la música, porque todos presumen de tener una amistad con él, y además habían colaborado en proyectos anteriores, y tan feliz debió quedar el vocalista que les pidió que le acompañasen en su aventura.

El resultado es dejar atrás un estilo propio y ya configurado e innovar con experimentos que giran hacia la psicodelia, los sonidos rotos y distorsionados y la inabarcable presencia del viejo rockero de Nueva York.

Quizá merezca la banda algo más, pero lo cierto es que el poco público que se acercó al club Amanda (su recital compitió con el de U2) les vino de lujo: el ambiente intimista y los sonidos de guitarra, parece mentira, al fin casaron a la perfección y dio la sensación de que a la banda le sentó bien esa armonía.

«Gracias por venir, echaba de menos Santiago», decía Casablancas, que se paseaba por el escenario con la chulería y la seguridad de quien lleva muchos años sobre las tablas.

Siguieron buenas canciones como ‘M.utually A.ssured D.estruction’ y ‘Nintendo Blood’, que calaron en un público joven al que se le notaba que había seguido los pasos anteriores del vocalista.

La última vez que Casablancas se había asomado por Santiago, en el festival Lollapalooza junto a sus inseparables The Strokes, quedó un regusto agridulce por unos pequeños errores de sonido al principio de su actuación y quizá deba el cantante aparecer una tercera vez para terminar de brindar un concierto redondo.

Cabe destacar esos pequeños guiños a la electrónica y a los sintetizadores que Casablancas & The Voidz en ‘Take me in your army’, posiblemente el mejor tema del show.

Desfilaron otras canciones como ‘Business dog’ o ‘Lazy boy’ y salió a relucir el gran defecto de una buena banda al que aún le queda camino, ya que sólo van por su segundo disco.

Y es que el nuevo proyecto de Casablancas aún no enarbola ningún hit para las masas, máxime cuando, como hoy, no canta ese ‘Instant Crush’ que les hizo famosos junto a los eternos Daft Punk.

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Sin embargo, siempre se pueden rescatar piezas de orfebrería, largas y cuidadas como ‘Human Sadness’, con la que Casablancas cerró un concierto en el que dejó claro por qué es una leyenda del rock y que siempre hay vida después de The Strokes.

EFE

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