Fotografías: Gentileza Miguel Ángel Bustos.
En 1850, la colonización alemana en el sur de Chile produjo una serie de transformaciones en diversos ámbitos de la sociedad, entre otras, mezcla de razas, la educación, las costumbres y la arquitectura. Valdivia es una de las ciudades del sur que de mejor manera ejemplifican este hecho, y lo mejor de todo es que cualquier visitante puede recorrer y palpar porque, entre otras cosas, cuentan con un Circuito Patrimonial Arquitectónico, una mirada a las casas de madera con más de 100 años de antigüedad y que han soportado hasta el terremoto más grande de la historia (1960).
Las casonas que integran este circuito son casa Martens Hoffmann, casa Kaheni, casa Ex Correo De Valdivia, casa Hoffmann Deppe, casa Noelke Pausenberger, residencia Von Stillfried, casa Pausenberger, casa Ehrenfeld, casa Commentz Hoffmann y la casa Monge Anwandter. Pablo Ojeda es arquitecto independiente y profesor adjunto de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Austral de Chile (UACH), y para él, una de las fortalezas de estas construcciones es que “tienen un valor patrimonial inicial, porque son de las pocas cosas que quedan de nuestro espacio construido valdiviano. Existen porque han sabido adaptarse a los distintos cambios que hay en la sociedad, las casas que no se adaptan desaparecen, pero las que quedan han sabido tener los nuevos usos que la ciudad va requiriendo. De hecho, la mayoría se han transformado en espacios de uso público donde su tamaño ha sido un factor relevante, porque esas dimensiones hoy serían impensadas para una casa habitacional actual”.
El hecho de haber sido levantadas en madera es una ventaja constructiva que tiene que ver con su versatilidad como material y su capacidad de construcción espontánea, es decir, al ser flexible no necesita de un cálculo tan crítico, “y es una de las razones por la que han sobrevivido a tantos movimientos sísmicos”, agrega el arquitecto.
Es difícil identificar cuáles son las favoritas, pero hay ciertas tipologías que se destacan, como el antiguo Hotel Schuster –hoy Centro de Estudios Científicos– por su geometría clara y sus proporciones. También son admirables las que son más residenciales, como es el caso del Centro Cultural Austral.
Ruta Arquitectónica
Tirza Barría también es arquitecta, y docente del Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Austral de Chile. La profesional explica que “estas construcciones cercanas al siglo XIX tienen sistemas constructivos en base a técnicas que trajeron los colonos alemanes, que las adaptaron utilizando como materia prima la madera nativa. Eso significó que el tipo de madera generara espacios muy amplios como las logias, donde se encontraba la cocina, los comedores y la implementación de sótanos, que permitían que las casas tuvieran cierta independencia con el suelo”, recalca. El roble y pellín fueron las maderas más utilizadas, pero recubiertas con otros materiales, lo que permitió que la materia prima estuviese protegida en su interior con estabilidad de temperatura, fomentando esa elasticidad característica de las maderas nativas que no la tiene ningún otro material.
Las casonas alemanas de Valdivia pueden ser visitadas en cualquier época del año, permanecen abiertas. ¿La mejor ruta para hacerlo? Caminar por la calle Yungay y llegar a la casa Martens Hoffmann, donde se encuentra el Centro Cultural Austral; después seguir por la misma calle y llegar a la casa Kaheni, y luego la casa Hoffmann Deppe, frente al Torreón. Continuar por calle General Lagos hasta llegar a la casa Paulsenberg y continuar con el Conservatorio de Música de la Universidad Austral, casa Ehrenfeld, primer proyecto de restauración de la Región de Los Ríos que se adjudicó el Fondo del Patrimonio, el año 2013.