Cuatro semanas después de irrumpir en la escena política de Francia, el movimiento de los "chalecos amarillos" parece estar viendo los frutos de sus protestas.
Este lunes, el presidente Emmanuel Macron anunció una serie de medidas que buscan apaciguar las violentas protestas que han levantado en contra del aumento del precio del diésel y del costo de vida en Francia.
Desde mediados de noviembre, las manifestaciones han dejado dos muertos, cientos de heridos y miles de personas arrestadas.
Y el presidente Macron había mantenido un perfil bajo respecto a las protestas hasta este lunes, cuando se dirigió a la nación para abordar una de las peores crisis de su gobierno.
En su alocución, el mandatario reconoció que muchas personas no están felices con las condiciones en las que viven y que además "no han sido escuchadas".
"Personas cuyo estatus en la sociedad no ha sido suficientemente reconocido", añadió el mandatario. "De manera cobarde, nos hemos acostumbrado a eso y todo parece sugerir que las hemos olvidado".
"Asumo mi parte en esta situación. Quizás les he transmitido la sensación de que tengo otras preocupaciones y prioridades".
"Sé que algunos de ustedes han sido heridos por mis palabras".