Es difícil imaginar cómo miles de millones de toneladas de roca pueden de pronto salpicar como un líquido, pero es exactamente lo que ocurrió cuando un asteroide impactó la Tierra hace 66 millones de años.
Así lo aseguran científicos en Estados Unidos que lograron reconstruir en forma detallada cada paso del evento colosal que acabó con los dinosaurios.
Muestras obtenidas del cráter del impacto permitieron concluir que las rocas sufrieron un proceso de "fluidización".
En otras palabras, el material pulverizado comenzó a comportarse como una sustancia similar al agua.
Cráter de 200 km
Modelos informáticos permitieron determinar qué sucedería si un objeto de piedra de 12 km de ancho proveniente del espacio impactara la superficie de la Tierra.
Inicialmente se crearía en forma casi instantánea un espacio cóncavo de unos 30 km de profundidad y 100 km de ancho.
La inestabilidad del terreno causaría posteriormente el colapso hacia adentro de los márgenes del cráter. Y ese colapso generaría a su vez una reacción de rebote desde el fondo del cráter hasta alturas superiores al Himalaya.