El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado la señal más clara de que intenta desempolvar un viejo pilar de la política de su país hacia América Latina que parecía enterrado: la Doctrina Monroe.
"Aquí en el hemisferio occidental, estamos comprometidos a mantener nuestra independencia de la intrusión de potencias extranjeras expansionistas", dijo Trump este martes ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
"Ha sido la política formal de nuestro país desde el presidente (James) Monroe que rechacemos la interferencia de naciones extranjeras en este hemisferio y en nuestros propios asuntos", agregó.
Sin explicitar a qué naciones aludía, Trump refrendaba así una doctrina presentada por Monroe en 1823 contra el colonialismo europeo en el continente, resumida en la frase "América para los americanos".
Esa doctrina establecía que cualquier intervención de los europeos en América sería vista como un acto de agresión que requeriría la intervención de Estados Unidos. Con el paso del tiempo esa idea fue vista como la justificación para que EE.UU. se expandiera en el hemisferio.
En 1904, el presidente Theodore Roosevelt le añadió un "Corolario" que establecía que si un país europeo amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el gobierno de EE.UU. estaba obligado a intervenir en los asuntos de ese país para "reordenarlo".
En la práctica eso significó que Estados Unidos empezara un intervencionismo unilateral en América Latina.
Tanto por eso, como por el hecho de que el anterior gobierno de Barack Obama había declarado en 2013 el fin de la doctrina Monroe, la afirmación de Trump sorprendió a varios.
"La doctrina Monroe trae mucha historia que no es bien vista por parte de muchos latinos", explica Christopher Sabatini, profesor de asuntos internacionales en la Universidad de Columbia, en Nueva York.
"Volver a citar a eso, a pesar de que tal vez no están hablando sobre la intervención de EE.UU., genera toda una reacción en la memoria de intervenciones militares y económicas", dice Sabatini a BBC Mundo.
¿China y Rusia?
Otros funcionarios del gobierno de Trump ya habían citado la doctrina Monroe para hablar de temas hemisféricos.
"Es tan relevante hoy como el día en que fue escrita", dijo en febrero Rex Tillerson, entonces secretario de Estado de EE.UU., al partir en una gira por América Latina.
En aquel momento, Tillerson lanzó también una fuerte advertencia sobre el creciente peso de China en la región.
"América Latina no necesita un nuevo poder imperial que sólo busque beneficiar a su propia gente", dijo.
Ahora que EE.UU. impulsa una guerra comercial con China, muchos creen que el gigante asiático es uno de los países "expansionistas" a los que Trump aludió en su discurso ante la ONU.