A menudo, el embarazo se asocia con un periodo de felicidad, pero no siempre es así. Antes incluso de dar a luz hay mujeres que sufren depresión y esto puede tener consecuencias importantes para la salud del feto.
Así lo indican los resultados de una investigación inédita del Instituto de Psiquiatría y Neurología de la Universidad King’s College de Londres a los que ha tenido acceso BBC Brasil y que se ha publicado en la revista científica Psychoneuroendocrinology.
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Un grupo de científicos examinó a 106 mujeres embarazadas a partir de la semana 25 de gestación. A 49 de ellas se les diagnosticó depresión pero no tomaron medicamentos.
Después se le tomaron muestras de sangre y saliva para comprobar que tenían síntomas asociados a la depresión como una mayor producción de cortisol, una hormona asociada al estrés.
Una vez que dieron a luz, los investigadores monitorearon a los bebés para comprobar sus niveles de cortisol. Los exámenes se realizaron a los seis días de nacer, a los ocho meses y a los 12.
El análisis de todos estos datos reveló varios factores de interés. El primero es que las mujeres con depresión, tienen un periodo de gestación ligeramente más corto que quienes no padecen la enfermedad. Dan a luz unos ocho días antes de media.
Pero lo que más llamó la atención a los investigadores fue el efecto que la depresión había tenido en los pequeños.
Más sensibles
Los hijos de las madres que tuvieron depresión eran más hiperactivos, lloraban más y producían cortisol en circunstancias que otros infantes encaraban con normalidad.
La diferencia en este tipo de comportamiento pudo comprobarse en bebés con apenas unos días de vida.