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Cómo unos electrodos en el cerebro pueden ayudar a tratar la obesidad y la depresión

Anna había pasado gran parte de su vida deprimida y buscando diversos tratamientos que pudiesen ayudarla.

Tomó antidepresivos, se sometió a psicoterapia e incluso experimentó la terapia electroconvulsiva, que consiste en pasar la electricidad a través del cerebro. Tratamientos como estos surtían efecto por períodos cortos y después, la depresión regresaba.

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Otro problema al que tuvo que hacer frente fue la obesidad mórbida. Llegó a pesar 183 kilogramos con una IMC (Índice de Masa Corporal) de 63 en sus peores momentos.

Su peso afectaba a su movilidad, que se volvió reducida y esto, a su vez, empeoró su estado depresivo. Era un círculo vicioso. La cirugía de bypass gástrico la ayudó a perder algo de peso, pero no tanto como se esperaba su depresión apenas mejoró.

Como tratamiento de último recurso, los psiquiatras tomaron una decisión drástica. Decidieron instalarle en el cerebro un dispositivo eléctrico. Se trataba de una terapia invasiva conocida como estimulación cerebral profunda.

Este tratamiento ya se usa con frecuencia para aliviar los síntomas del Parkinson y la epilepsia.

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