Presidenta Michelle Bachelet: "Este es el peor año de mis mandatos"

Al hacer un acotado balance de 2015 en medio de la discusión de la reforma educacional, la Presidenta asume que fue un año “muy complejo y difícil” pero también destaca los logros: el fin del sistema binominal, el comienzo de la gratuidad en las universidades y la reforma tributaria.

16:30 horas, 28 de diciembre, Día de los Inocentes. Segundo piso del Palacio de La Moneda. Hace pocos minutos la Presidente Bachelet se ha despedido de cada uno de los rectores de las universidades tradicionales agrupadas en el Cruch tras lograr dar la partida a la gratuidad el 2016, con Ennio Vivaldi a la cabeza. Les anunció que la Ley de Educación Superior, cuyo envío al Parlamento era evidente,  será sometido a un debate con los rectores y la Confech, entre otros actores (ver página 5). Y no era broma de los inocentes.

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-¿Cómo se gobierna con una crisis de confianza como la actual, con la caída del Grupo Penta, de Eliodoro Matte, el caso Caval, el caso Jadue…?
 -Sí hay una crisis de confianza, aunque siempre sostengo que es una enfermedad crónica reagudizada. Todos los estudios del Pnud, de universidades, muestran que los chilenos somos desconfiados, tenemos una estructura que, no me atrevo a hacer toda una hipótesis, se ve en múltiples situaciones.
Este año han pasado cosas que han hecho que esta falta de confianza sea muy fuerte, muy amplia. ¿Cómo se gobierna? Bueno, es más complejo. Yo siempre supe que no iba a ser fácil, pero también uno lo puede ver como una tremenda oportunidad. Primero, descubrir que no somos perfectos, que nuestra democracia tiene temas que mejorar. Entonces, yo opté desde el comienzo por mirarlo como una oportunidad en el sentido de hacer todos los cambios legales, aumentar las exigencias, aumentar los niveles de transparencia de manera que, por decirlo así, sea mucho más duro infringir las normas.
Hemos planeado la pérdida del escaño si un parlamentario no cumple con las leyes de financiamiento de las campañas. Creo que lo que hemos hecho es decir “sí, aquí tenemos un problema, pero enfrentémoslo y tomemos las medidas que se requieren para ello”. Y en ese sentido estamos con la agenda anticorrupción, anticonflicto de intereses, pro probidad. Está el perfeccionamiento de nuestra democracia para que nuestros partidos políticos sean más transparentes.

-¿Pero cree que ha sido suficiente? La ciudadanía quiere ver responsables en la cárcel.
-Aquí hay dos cosas distintas. Todo aquello que requería ir a la justicia está en manos de la justicia, y lo que ha hecho el Gobierno es colaborar con todo lo que sea necesario, pero atendiendo la independencia y autonomía tanto de la fiscalía como de los tribunales. Hemos hecho lo que está en nuestras manos hacer.
Ahora, en enero se van a ver los proyectos aprobados en mayor cantidad. Hasta ahora hemos aprobado proyectos más pequeños. Está todo avanzando rápidamente y nos va a permitir tener instituciones con mayor exigencia, porque estoy segura de que la ciudadanía ya no tolera privilegios ni lados oscuros en ninguna institución. Nosotros, en vez de meter la mugrecita debajo de la alfombra, lo que hemos hecho es llamar a mucha gente a que discuta, que opine cómo tenemos que seguir en estos temas.
Soy una convencida de que el proceso constituyente va a ser un momento en que las élites puedan acercarse a las personas que van a participar en esto y poder convertirse en un espacio de encuentro, de debate, de discusión, incluso de expresión del malestar que puede existir, y hacerse cargo de ello.
Y por eso para nosotros el famoso Consejo Ciudadano era clave. Porque justamente a mucha gente le ha costado entender que éste no es un proceso de arriba a abajo sino que tenía que ser un consejo de abajo hacia arriba, porque no hay que ser un experto en Constitución para imaginar el país en que uno quiere vivir. Por eso queríamos que fuera bien variopinto. Que juntara distintas experiencias, porque todos tienen derecho a participar en decir cuál es el país que quieren vivir.
Y el rol de ellos no es escribir la nueva Constitución, sino estar en los distintos lugares, participar y asegurar que el proceso sea fluido, que no esté copado por un grupo u otro, que haya diálogo efectivo de debate. Por eso les pedimos que sean como veedores, que observen, que vean las cosas que estén pasando correctamente, como debe ser.

-Héctor Soto, en su columna de La Tercera, dice que este es el año del fin de los poderes fácticos en Chile…
-Creo que ha sido un año de gran transparencia, de situaciones muchas de ellas que no nos enorgullecen a ningún chileno. No sé si me atrevería a decir que este es el fin de los poderes fácticos, pero creo que sin duda somos una sociedad más madura y más transparente, porque si no lo fuéramos, probablemente ninguna de estas cosas se sabrían. Ahora, sin embargo, están en los cauces institucionales que correspondan, y creo que eso nos habla de una sociedad más madura, que puede estar molesta, dolida, a la que pueden no gustarle cosas.
No sé si sea el fin de los poderes fácticos. Lo que sí está claro es que la gente en Chile no aguanta la falta de transparencia, los abusos, los privilegios. La gente no está disponible para tales cosas, y eso habla bien de Chile.

-¿Este es el peor de sus seis años de mandato?
-Claramente, hasta ahora, es el peor. O sea, estoy esperando con ansias el 31 de diciembre… Espero que vaya todo mejorando. No me refiero a mi evaluación en las encuestas, sino que vayamos teniendo los frutos de las cosas que estamos haciendo para que vayamos mejorando la vida de nuestros compatriotas.

-¿Hay un corte del lazo afectivo con la gente que está reflejado en las encuestas?
-Yo tengo una encuesta en terreno que me dice una cosa totalmente distinta…

-Pero no la Adimark y la Cadem…  
-La relación directa con la gente es tan buena como siempre… Sin embargo, hay gente como un señor, el otro día,  que pedía ‘que la apoyaran harto para que tuviera la alegría que tenía antes’. Parece que me encuentran menos alegre…

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-Esa tristeza claramente tiene sus razones…
-Ha sido un año duro desde todo punto de vista. No me puedo estar jajajeando todos los días, pero trato de tener buen sentido del humor. No digo que las encuestas no digan cosas ciertas y a lo mejor la gente me ve más lejana, pero cuando estoy en terreno, y trato de ir lo más posible, la gente dice: es la misma de siempre, tan cercana, porque yo soy así.

-¿Dónde pasará las vacaciones?
-No lo hemos decidido como familia. Pero me imagino que como siempre.

-¿Cuando dice familia dice doña Ángela…?
-Bueno siempre veraneamos todos los años mi mamá, yo y mi hija, la Sofía. Espero que la “Pancha” se sume… La verdad es que aunque usted no me crea, ni siquiera hemos hablado qué vamos a hacer para el Año Nuevo.

“ERA MEJOR TOMAR UN TIEMPO PARA LA LEY DE EDUCACIÓN SUPERIOR”

“Pensé que era mejor tomar un cierto tiempo donde ellos (los rectores de las universidades), la misma Confech, en fin, todos los que han estado participando puedan conocer el proyecto, dar sus sugerencias, sus propuestas. El Gobierno -dije- que estaba disponible para que en enero se trabaje intensivamente en mirar el proyecto del Gobierno y cuáles son las perspectivas, las miradas o las críticas. Y hacerlo antes de manera que el proyecto ingrese al Parlamento…


-¿Y enviarlo al Congreso en marzo?

-Vamos a ver cuán rápido avanza la discusión en enero. Enero o marzo, no sé, no he definido fecha. De manera que incluya la mirada y la experiencia de ellos, porque a veces algo que un experto o algo que tal vez en un documento suena muy bien, es distinto de quienes están a cargo de las universidades que pueden decir: “mire intentamos eso y no resultó, veamos por otro lado”.
Pero también para que el proyecto de ley no sea sólo respondiendo a problemas específicos, sino también que nos planteemos cómo debieran ser la universidades en Chile para 50 años más, no que todas tienen que ser iguales. Una discusión más profunda de qué debiera ser la educación superior en el país y de qué manera entonces la institucionalización, la gobernanza, toda esa parte se expresa en ese proyecto de ley.


– ¿Eso es, en parte, reconocer las críticas por un posible apuro, obstinación, improvisación?

-No, nada de eso, aquí no hay improvisación ni nada de eso. Lo que pasa es que con ellos se han trabajado temas, pero lo que ha pasado es que en el último tiempo estuvimos metidos en el tema de la glosa. Mañana (hoy) de hecho hay una reunión fijada con anterioridad con los rectores para ponerse de acuerdo en un conjunto de temáticas, pero ahora que he optado por dar más tiempo a esta discusión, va a ser también para ponerse de acuerdo en una agenda de cómo se avanza.

-¿Este trabajo va a ser dirigido por la ministra de Educación?
-Si por cierto, por la ministra.

-¿Y por el ministro de la Presidencia, Nicolás Eyzaguirre?
-No, este trabajo va a ser hecho por la ministra y cuando se requiera el apoyo de cualquier otro ministro ella lo invitará.

-A propósito de la glosa de gratuidad, La Tercera publicó que hay un informe del Banco Mundial que alertó de los problemas de la fórmula de gratuidad hace seis meses. ¿Usted tuvo a mano ese informe?
-Yo lo leí en las noticias también. Los informes del Banco Mundial, si me llegaran todos, estaría tapada de informes.

-Pero fue un informe solicitado por el Gobierno.
-Seguramente por el ministerio de Hacienda o Educación, me imagino. Probablemente no es un informe sobre la glosa. Pedimos miles de informes a la Ocde, al Banco Mundial, dependiendo de la temática, y generalmente sus departamentos de estudios no dicen si es bueno o malo, sino que dicen que en base a nuestra experiencia esto funciona o no…

-Hablaba de la fórmula universal y de no hacer distinciones con los CFT e IP.
-Lo que sucede es que nosotros no hicimos distinciones, los metimos, salvo con un criterio básico de lucro o no lucro. Para mí este era el dolor de mi corazón, cada vez que venían los ministros les preguntaba qué pasa con los CFT.

-¿La promesa del 70% de gratuidad al término de su mandato depende de la economía o se va a cumplir sí o sí?
-Creo que la economía tiene que ver obviamente. Y nosotros justamente vamos a trabajar en esa dirección del 70%. Hubiéramos querido partir con más, el 60% y hemos tenido que partir con el 50%, pero vamos a seguir trabajando para que la gratuidad sea universal. Universal, pero no vamos a dar un cheque en blanco a cualquier institución. Va a ser universal, pero aquellas que adscriban al sistema tienen que comprometerse con calidad, acreditación, con un conjunto de cosas. Porque “gratis y malo” no lo quiera nadie.

-A propósito de calidad de la educación, ¿cómo interpreta esa cifra del 71% de los alumnos de colegios municipales que no superaron los 500 puntos en la PSU?
-Estuve mirando los datos. Un 71% de los alumnos de colegios municipales no alcanzan los 500 puntos, un 54% de los subvencionados no alcanzaron los 500 puntos y 15% de los particulares pagados. Esto está diciendo que la reforma educacional que estamos llevando adelante va justamente en lo esencial. Sabemos que tenemos que mejorar la educación en su conjunto, porque tampoco es buena cifra la del 54% de los subvencionados pagados, donde son familias que están pagando y esperando tener una buena educación.

-¿Qué espera con las encuestas después de este inicio de la gratuidad?
-La gratuidad nunca la vimos como una manera de subir en las encuestas, la vamos a hacer porque es parte consustancial al proyecto programático que yo llevé adelante, que es cómo avanzamos para ser un país más moderno, con mayor productividad, pero también con mayores oportunidades y derechos para todos.

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