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En una atropellada ceremonia que puso fin a 17 años de hegemonía chavista, el nuevo presidente del legislativo, el férreo antichavista Henry Ramos Allup, reiteró la oferta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) de proponer «en un lapso de seis meses» una vía «para cambiar el gobierno por vía constitucional».
«El cambio no es cuestión de calendario (…) es un hecho de cambio de actitud, de cambio de sistema, de cambiar lo que está mal, muy mal y derivará en peor», subrayó desde la tribuna del hemiciclo, donde fue notoria la ausencia del retrato de Hugo Chávez colocado tras su muerte en marzo de 2013.
En su primera reacción a la instalación de la Asamblea Nacional, Maduro denunció que la oposición ha intentado, desde que asumió la Presidencia en abril de 2013, sacarlo del poder por distintas vías, pero señaló que será «el pueblo» quien decida «con la Constitución en la mano».
«Allí estaré yo respaldando la defensa de la democracia y la estabilidad con mano de hierro, a mí no me van a hacer ni retroceder ni temblar. Yo estoy muy tranquilo», declaró a la televisora oficial.
El Parlamento, elegido en históricos comicios el 6 de diciembre, pasó a dominio opositor, pero sólo 163 de los 167 diputados se juramentaron, luego de que un fallo judicial impidiera ocupar sus sillas a tres opositores y un oficialista que ganaron la elección en el estado Amazonas, impugnada por los chavistas por supuestas irregularidades.
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Esa decisión deja temporalmente a la oposición sin la poderosa mayoría calificada de dos tercios (112 bancas) que la facultaría para buscar la salida anticipada de Maduro mediante una Constituyente o reforma constitucional.
Mientras el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) decide si anula totalmente la elección de los diputados cuestionados, la oposición aún tendrá, con 109, la mayoría calificada de tres quintas partes, que la habilita para censurar y destituir otros funcionarios.
– Choque de poderes –
Aunque Maduro adelantó que la vetará, la MUD reiteró que aprobará una amnistía para 75 opositores presos, entre ellos el radical Leopoldo López, condenado a casi 14 años de prisión acusado de incitar a la violencia en protestas en 2014.
«En primer lugar una ley de amnistía y reconciliación para que no haya exiliados, ni procesados, ni presos políticos», anunció Julio Borges, jefe de la fracción de la MUD.
En medio de ese discurso y tras un conato de enfrentamiento físico, los oficialistas abandonaron el recinto parlamentario.
«La Asamblea puede aprobar las leyes que quiera, pero las refrenda el presidente, y en caso de que haya alguna contradicción el presidente puede vetarla o acudir al TSJ», afirmó Diosdado Cabello, diputado reelecto y expresidente parlamentario.
En su discurso, Ramos Allup aseguró que el TSJ no es un «Poder Legislativo alterno» y criticó que una «decisión burocrática» del tribunal haya impedido la instalación completa del Congreso. En ese sentido, Estados Unidos pidió una resolución a la polémica «transparente».
Ramos convocó a sesiones ordinarias el miércoles, pero Cabello puso en duda la asistencia de la fracción oficialista.
El choque de poderes quedó instalado. El analista Juan Ignacio Hernández auguró el empeoramiento de la crisis económica ahora con una «crisis institucional».
– Una crisis, dos modelos –
De cómo manejen el chavismo su derrota y la oposición su mayoría legislativa y divisiones internas, dependerá la gobernabilidad y evolución de la crisis, opinó el economista Luis Vicente León.
El país con las mayores reservas petroleras del mundo sufre el desplome de los precios del crudo -fuente del 96% de sus divisas- un déficit fiscal de 20% del PIB, 200% de inflación, severa escasez y una contracción económica del 6% en 2015, según cálculos privados.
Para la oposición «hoy comenzó el cambio»; para Maduro, la lucha de dos modelos antagónicos, el «socialista y el neoliberal».
En vísperas del cambio de legislatura, Maduro, con fuerte poder en un régimen presidencialista, eliminó por decreto la facultad del Parlamento para elegir al presidente del Banco Central y se la dio al Ejecutivo.
Maduro, que atribuye la crisis a una «guerra económica de empresarios de derecha», presentaría en breve un «plan de emergencia» para la reactivación económica y dijo esperar que la mayoría opositora no lo «sabotee».
La tensión también llegó a las calles, donde miles de chavistas y opositores se manifestaron pacíficamente.
«Hoy este país va a resurgir. Venezuela merece un gobierno mejor», dijo Betzaida Manrique, administradora jubilada de 76 años. A pocas calles, chavistas coreaban «¡viva Chávez, viva Maduro!».
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