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El pasado mes de mayo, la Asociación Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales(Ilga), publicó su informe anual que recoge la situación legal de las personas Lgtbi en cada uno de los países pertenecientes a las Naciones Unidas.
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De este informe se extrae que de 74 de esos países aún penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo. A ellos habría que sumar otros 4 territorios donde se persigue igualmente a la población Lgbti, aunque no sean reconocidos por la ONU o la legislación opresora no sea de ámbito nacional.
En 13 países, bien sea en todo su territorio o en parte de él, la legislación establece la pena de muerte para quienes mantengan relaciones homosexuales, en todos los casos por la aplicación de la sharia o ley islámica.
En países como Arabia Saudita, Irán, Yemen, Sudán, Nigeria, Somalia, Mauritania, Afganistán, Pakistán, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Irak y el Estado Islámico no sólo la consideran un ofensa a Alá y un acto contra la naturaleza. Sino que, además, la penan con la muerte. Y esta sentencia, por lo general, se aplica de una manera brutal: por lapidación. Es la ley contra los homosexuales en la mayoría de los países regidos por el islam. O en aquellos donde milicias fundamentalistas controlan gran parte de su territorio, como es el caso de Nigeria -no estrictamente musulmán-, o Siria e Irak, donde el Estado Islámico mantiene ciudades bajo su dominio, sin intervención de un gobierno central.
Para los clérigos más severos de esta religión -chiitas o sunitas- este tipo de prácticas debe ser castigado con la pena máxima. Así también lo creyó Omar Saddiqui Mateen cuando irrumpió en el club nocturno Pulse, en Orlando, donde acribilló a 49 personas.
El estudio, que hace una radiografía de los derechos de las personas Lgbti en todo el mundo, alerta, además, del creciente número de países que apuestan por leyes antihomosexuales.
Las leyes homófobas como la aprobada en Rusia, aunque teóricamente no penalizan las relaciones homosexuales o bisexuales, en la práctica están siendo utilizadas para estigmatizarlas y que queden reducidas a una conducta privada, invisible a los ojos de la sociedad. A ello hay que sumar las continuadas agresiones hacia homosexuales, bisexuales y transexuales por parte de grupos homófobos, cada vez más organizados.
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En Lituania, sus leyes prohíben la manifestación y promoción de contenidos publicitarios que hagan referencia a la orientación sexual. Como en el caso ruso, sirven para impedir que se ofrezca información positiva sobre homosexualidad o bisexualidad, con el estigma social consecuente.
Otros países que han intentado promulgar leyes semejantes han sido Bielorrusia, Moldavia y Ucrania,debaten medidas que siguen los pasos de leyes como la rusa, que prohíbe hablar de la homosexualidad, o la nigeriana, que prohíbe el registro de clubes, organizaciones o manifestaciones gais, y que castiga con hasta 10 años de cárcel a quien tome parte en alguna de estas actividades, aunque finalmente han sido aplazadas, desestimadas o derogadas.
La homofobia en el mundo
La primera encuesta a nivel mundial sobre las actitudes hacia las personas Lgbti encargada por Ilga muestra que el 45% de la población está en contra del matrimonio igualitario.
La homofobia sigue muy presente en todo el mundo, como lo explicó en este artículo del investigador y cofundador de CityLab, Richard Florida. En él, se describe que otros países desarrollados tienen un mejor trato de las minorías sexuales que Estados Unidos, de acuerdo a cifras del Centro de Investigación Pew. En Canadá, por ejemplo, un 80% de la población dice que la sociedad debería aceptar la homosexualidad, y en España y Alemania el número llega a casi el 90%. De acuerdo a estos datos, el Medio Oriente, el sudeste asiático y África presentan los menores grados de tolerancia a la población Lgbti.
En Latinoamérica, de hecho, Argentina lidera en cuanto a aceptación de la homosexualidad (74%), mientras que países como Bolivia y El Salvador la mayoría de la población desaprueba de las minorías sexuales.
PUB/IAM