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La derrota de Jaime Gajardo en el Colegio de Profesores significa la caída de uno de los líderes con mayor permanencia a la cabeza de una organización gremial. Aunque no es el único. Las últimas décadas nos han acostumbrado a los mismos rostros en las testeras de los organismos sindicales y gremiales más destacados de Chile.
Raúl de la Puente no se presentará a la reelección de la Asociación Nacional de Funcionarios Fiscales (Anef), y abandonará el ente tras 20 años de presidencia. Esteban Maturana permanece desde 1993 como líder de la Confederación Nacional de Funcionarios de la Salud (Confusam) y antes de 1998 como directivo de la antigua Coordinadora Nacional de Trabajadores de Atención Primaria. Arturo Martínez encabezó la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) desde 2000 hasta 2012 y tras un periodo como secretario general, se convirtió en vicepresidente de una mesa de pactada tras una polémica votación que lo retornaría a la presidencia. E incluso, desde el fútbol encontramos a Carlos Soto, al frente del Sindicato de Futbolistas Profesionales (Sifup) desde 1998.
En conversación con Publimetro, Maturana, aseguró que unos de los principios fundamentales de la Confusam es el “ejercicio democrático” y defiende su trayectoria al enfatizar que los únicos que se «perpetúan en los cargos son los dictadores”. «Cuando llegué las condiciones salariales de nuestra gente eran paupérrimas, hoy estamos entre los ingresos más altos de la administración pública. Eso ha sido parte de un trabajo que se ha organizado dentro de los últimos años y que la gente nos valora”, aseveró.
Maturana defiende su permanencia incluso en desmedro de nuevos líderes: «Uno podrá respetar a quienes piensan en la renovación, pero mientras uno tenga el respaldo no tiene porque dar un paso al costado”, sentenció.
Miguel Urrutia, académico de la Universidad de Chile y experto en sindicalismo, destacó que uno de los rasgos más valorados al interior de estas organizaciones es la experiencia. “El problema de acumular recorrido dirigencial se convierte en una estrategia para sindicatos y asociaciones gremiales a la hora de negociar”, explicó. Sin embargo, destacó que pese a esa trayectoria “hay que mantener una imagen pública que es insostenible reproducir en los rostros de los dirigentes actuales”.
Pese a considerar que hay dirigentes bien evaluados, también reconoce en el «clientelismo” una práctica común que impide «que surgan nuevos liderazgos”. En este sentido, admite que es propio de una buena dirigencia sindical «traspasar experiencia y formar nuevos cuadros dirigenciales”.
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«Los sindicatos deben hacerse cargo de esto, porque independiente del fuero interno de los dirigentes, son evaluados socialmente. Cuando no hay renovación de sus liderazgos, la sociedad apuesta menos porque les parecen organizaciones inmóviles”, resaltó.
Para Mario Aguilar, vencedor en las elecciones del Colegio de Profesores al frente de la lista de disidencia, su triunfo es contra de los partidos que han liderados históricamente los gremios. “Este descontento del profesorado se parece al de los movimientos sociales y la desconfianza hacia la instituciones”, explicó.
“Jaime Gajardo se mantuvo durante 10 años en la presidencia gracias a las fuerzas de las máquinas de los partidos, pero ahora el profesorado se dio cuenta que quería un cambio de dirección”, enfatizó.
PUB/NL